Se escucharon muchas voces cuando se repuso en España La Favorita opinando que no merecía la pena desempolvar títulos como éste y que hay muchas partituras en la lírica española que lo merecerían más. Obras como este título donizettiano tienen problemas y uno fundamental: precisan voces excepcionales. Claro que cuando están, el espectáculo resulta sublime. Se puede comprobar en esta versión de 1949 en Méjico, con una Giulietta Simionato espléndida pero, sobre todo, un Giuseppe Di Stefano fuera de serie. Eso era un tenor lírico de verdad. ¡Qué voz más excepcional! Y todo en vivo, sin trampa ni cartón. Escuchen ese "Spirto gentil" y vayan a las grabaciones de las estrellas de hoy. El calor de la velada se transmite pese a un sonido defectuoso.