Entre los grandes hitos de la ópera de Viena están el Tristán y el Parsifal de Thielemann, como también sus Maestros en Bayreuth. Este Parsifal discográfico lo marca también, aunque la competencia es muy fuerte con lecturas de conceptos muy variados. Estamos ante una mezcla eficaz entre Boulez y Furtwängler, que enfoca la obra como un emocionante drama psicológico. Sus tempi también andan en un término medio. Ni las lentitudes de Toscanini, ni la fluidez de Boulez, más bien próximos a los de Knappertsbusch, con un total de 4h 22m. Tradición, modernidad y belleza se reúnen en la lectura de Thielemann. Plácido Domingo es uno de los mejores Parsifales de la historia fonográfica, fundamentalmente por belleza tímbrica y musicalidad. Los protagonistas de Parsifal se avienen a interpretaciones italianizantes. Waltraud Meier es otro gran puntal, con un canto muy inteligente. A Struckmann y a Selig les falta algo como Amfortas y Gurnemanz. El vivo proporciona una emoción adicional.