La discografía de este trío de Hoboken ilustra como ninguna otra cómo ha sido la música independiente de los últimos 20 años: melódica, ruidosa, directa, poco técnica y descreída. Si en su anterior disco, Summer Sun, había signos de agotamiento, en su nueva entrega llegan los necesarios cambios de registro. Nada nuevo para ellos: su carrera ha estado marcada por el imperativo de la renovación constante. En esta ocasión, Yo La Tengo retroceden el reloj cuarenta años y juegan, a su modo, con las texturas y las instrumentaciones del soul más cálido y melódico. Bordan piezas como "Mr. Tough", donde se muestran irreconocibles con esas gráciles voces agudas, los pianos saltarines y una colorida sección de viento. Hacia esa dirección también apuntan "Sometimes I Don’t Get You" o "Beanbag Chair". Junto a su vertiente más convencional -la preciosa balada "I Feel Like Going Home" o el single "I Should Have Known Better", pura adrenalina power-pop-, se aprecia su creciente interés por una mayor depuración técnica, con pasajes de guitarras más clásicos y apuntes casi progresivos, como en "The Race Is On Again". Sin ser arrebatador, funciona y despeja el horizonte.