Nick Cave, que actuará el próximo domingo, día 22, en el Teatro Cervantes de Málaga, regresa a las cavernas del rock despiadado. Olvidados para siempre los legendarios Birthday Party y los clásicos Bad Seeds, el músico australiano ha creado un grupo, Grinderman, con el que da una nueva vuelta de tuerca al espíritu post-punk, que le convirtió en referencia sonora de los años 80. Grinderman significa "hombre trituradora", y es exactamente eso en lo que Cave se ha convertido con este disco: deconstruir a golpe de motosierra rock duro, blues troglodita y letras ásperas. Cave ha emprendido este retorno a los sonidos más energéticos con tres nuevos socios, cómplices perfectos para formar una banda que destaca por austera y agresiva: Waren Ellis (violín), Martyn Casey (bajo) y Jim Sclavunos (batería). Alejado del piano, con la guitarra en bandolera, Cave conduce esta banda de forajidos por los senderos que marcaron los Stooges de Iggy Pop, carreteras secundarias del rock iluminadas con luces psicodélicas y una sola área de descanso (Man in the moon). Así, la primera grabación de Grinderman consigue sobrecoger y atosigar a partes iguales.