Se ha dicho de La Donna del Lago que es la ópera más romántica de Rossini y uno de sus más perfectos ejemplos de su etapa napolitana. Aprovecha la moda de las novelas de Walter Scott, planteando una lucha entre clanes rivales en Escocia con sus bardos y una fuerte presencia de la naturaleza. La versión -que sigue la edición crítica de Ricordi y fue recogida en el Festival de Edimburgo de 2006- no sólo se erige al frente de la discografía de la obra, sino que es uno de los mejores productos de la reciente discografía rossiniana. Maurizio Benini da un inusitado relieve dramático a la partitura, para lo que cuenta con dos excelentes conjuntos como la Orquesta de Cámara Escocesa y el Coro del Festival, este último con un importante cometido. Una auténtica revelación es la protagonista, Elena, a cargo de Carmen Giannatasio, con su color pastoso, su predisposición estilística y su fantasía en los adornos. Patricia Bardon es un acon- traltado Malcolm, Kenneth Tarver puede rivalizar sin pestañear con Juan Diego Flórez como Douglas y Gregory Kunde afronta con valentía la terrorífica parte de Rodrigo. De obligatoria adquisición para rossinianos irredentos.