Columna Música ha tenido la feliz idea de dedicar seis compactos a compositores catalanes del siglo XX, gente que tiene tras de sí una obra acreditada. El primer volumen está protagonizado por partituras de Jordi Cervelló (1935) y Francisco Fleta Polo (1931), dos creadores sólidos y trabajadores, ambos instrumentistas, el uno violinista y el otro violista. Se ha seleccionado el Cuarteto Remembrances (1999) del primero, con el que se ejemplifica su estilo evocativo, su excelente oficio, su serena inspiración y su elegante trazado. Los planteamientos son tradicionales en cuanto a estructura, repletos de detalles impresionistas y de un contrapuntismo de buena ley. No falta la cantabilidad. Del segundo encontramos también un Cuarteto, ya antiguo (1968), tratado con un dodecafonismo sui generis, de raíz muy española, y un Sexteto (1980), que es una buena muestra de un arte depurado que circula alimentado por una variada y a veces irregular rítmica de extracción seudobartokiana y un rectilíneo diseño de acontecimientos. La interpretación, quizá no del todo limpia, resulta convincente. A la cabeza del grupo de instrumentistas figura el señalado violinista ángel Jesús García.