Esta edición en dos discos de las doce Sonate da camara a tre, due violini e violone o cembalo de Vivaldi, publicadas en Venecia en 1705, es especialmente destacable. Por el intrínseco valor de las obras, incluidas en un opus que era hasta el momento la cenicienta de la producción del autor y respecto del cual no advertimos exista otra edición discográfica hoy en día. Por la cuidada realización musical, cargada de sentido, de respeto riguroso a los pentagramas, sometidos, según se nos cuenta, a un examen minucioso.

También por la limpieza de la ejecución, libre de gangas, de retóricas, de carácter aireado y ligero, con servicio a una rítmica implacable de las variadas danzas -todas, curiosamente, en forma binaria- y con un adecuado espectro tímbrico, el necesario para resaltar, siguiendo el rico muestrario de tonalidades, las luces y sombras de cada composición. Finalmente, por la excelente presentación, la que suele caracterizar al sello Glossa y que refuerza todavía más en las publicaciones que, como es el caso, vienen avaladas por la leyenda Edición Singular.

La singularidad reside no ya en la fluida y sensual interpretación, de notable agilidad y luminosidad -propia de la ciudad de la que salió la música-, ni en la magnífica grabación, sino en la presentación. Los dos discos se integran en un álbum-libro en el que, además de numerosas ilustraciones alusivas, aparecen espléndidos ensayos: de Michael Talbot sobre las obras; de Stefano Russomanno, que habla de la ciudad de los canales; de Adriano Oliveri, que diserta en torno a la pintura veneciana de los siglos XVII y XVIII, y de Alessandro Borin, acerca de la imprenta musical veneciana. Enrico Gatti cuenta con músicos excelentes, como Rossella Croce, violín; Judith-Maria Becker, chelo; Monica Pustilnik, archilaúd, y Guido Marini, clave y órgano.