Cuando salga él hablando, avísame". Hace bastante años -muchos, me temo- mi profesora de piano me contaba que su hija le decía eso cuando la incipiente Segunda Cadena de TVE daba, con algún lustro de retraso, los Conciertos para la gente joven que Leonard Bernstein filmara en la década de los 60 con la Filarmónica de Nueva York. En los 80, como se constata en estas magníficas grabaciones, el Profesor Bernstein seguía siendo único e irrepetible a la hora de "contar" la música, de encandilar a sus espectadores con sus (discutibles) observaciones psicológicas e (indiscutibles) reflexiones musicales. Docente inmenso, privilegiado, imitado y jamás igualado, los 52 minutos de explicaciones, generalmente ante el piano y con ejemplos, que Bernstein brinda sobre la obra y la personalidad de Brahms valen casi tanto como sus superlativas interpretaciones de una música que amaba y veneraba.

Se dice Bernstein y de inmediato se añade: "Mahler"; no es erróneo, claro que no -otra formidable caja de 10 dvd lo avala-, pero no es baladí pronunciar "Brahms" junto al nombre del músico estadounidense. Su ciclo Brahms en Viena, en los 80, fue un acontecimiento artístico de primer orden, y nada hay en estas lecturas que baje al nivel de lo "bueno", con matrícula para los dos Conciertos de piano con Zimerman al teclado y sobresaliente para el conjunto de las cuatro Sinfonías. De los archivos se recupera una versión de 1972 de las Variaciones Haydn, un punto vertiginosas, que están entre las primeras producciones audiovisuales de Bernstein con la Filarmónica de Viena. No se indica en ningún punto de los álbumes, libretos o filmación que el fundamental solista de violonchelo en el Segundo Concierto es Wolfgang Herzer, que sí apareció en su día en la edición discográfica. Son excelentes las subtitulaciones españolas de Gago, que hacen justicia a las enseñanzas de Bernstein, el pedagogo.