Haendel
Solomon
31 enero, 2008 01:00Los conjuntos se muestran maleables en manos de Reuss, que impulsa, acentúa y frasea de modo enérgico sin olvidar los instantes líricos ni aquéllos impregnados de trascendente dramatismo, como el célebre trío entre Salomón y las dos madres. La verdad es que Haendel tejió un complejo cañamazo en el que se combinan arias, de notable libertad creadora, recitativos, conjuntos diversos y coros soberanos que tienen aquí una adecuada plasmación sonora. La elegancia y finura de la recreación puede apreciarse, por ejemplo, en esa maravilla que es el número a cinco voces May no rash intruder, llamado en ocasiones el Coro del ruiseñor por los efectos que proporcionan las trémulas flautas, que ilustran, con una sensualidad esplendorosa, la noche de bodas del rey con la hija del faraón.
Es verdad que el reparto vocal no posee las luces y brillos de los de otras versiones, sin embargo, funciona generalmente a gran satisfacción, con una alta cota expresiva. Nos quedamos con la intervención de la refinada mezzo Sarah Connolly, que interpreta a un Salomón de acuerdo con los cánones y a lo dispuesto por el compositor, que escribió la parte para la contralto Caterina Galli.