Grata sorpresa nos depara la escucha de este recital de la joven soprano australiana, residente en Estados Unidos, Danielle de Niese, que supone, creemos, su debut discográfico. Muestra una notable facilidad en la clarificación y desarrollo de los pasajes de agilidad, en los que son tan pródigos las arias del compositor anglosajón. Belcantismo en estado puro, hábil y juiciosamente ornado en las repeticiones por la artista. No hay perfección pero se va camino de ella. La voz es la de una lírico-ligera, de buena extensión, homogéneo color y levedad emisora. Hay algo de corpuscular, de vibrátil, de eléctrico en esos agudos restallantes y luminosos, de espectro lejanamente emparentado con los de la primera época de Joan Sutherland, también australiana, o los de Beverly Sills. No hay exageración en los adornos e incluso, advertimos una seria concentración en la intimista Lascia ch’io pianga de Rinaldo, expuesta casi con delectación después de haber sorteado sin pestañear la endiablada coloratura de Da tempeste de Giulio Cesare. Colaboran con la solista los timbres oscuros y plenos de Les Arts Florissants, gobernados con elegancia muy barroca por su titular William Christie. A seguir.