Hay muchas cosas que ensalzar en esta recreación, como la hermosa, clara y estimulante sonoridad global, el equili- brio general de las voces o la sana y nada desaforada vitalidad. Ligereza, transparencia y amenidad que realzan el valor de unas piezas que no poseen -hay que decirlo- una sustancia musical muy significativa. Nos capta la delicada tímbrica y el canto sereno del Largo de la primera obra del Hoboken y la alegría danzable del Finale. Aunque quizá los mejores instantes vengan con la escucha del Hob XVIII:2, de proporciones muy mozartianas y mayor extensión.
Conciertos para órgano, Haydn
Ton Koopman
4 marzo, 2011 01:00Hay muchas cosas que ensalzar en esta recreación, como la hermosa, clara y estimulante sonoridad global, el equili- brio general de las voces o la sana y nada desaforada vitalidad. Ligereza, transparencia y amenidad que realzan el valor de unas piezas que no poseen -hay que decirlo- una sustancia musical muy significativa. Nos capta la delicada tímbrica y el canto sereno del Largo de la primera obra del Hoboken y la alegría danzable del Finale. Aunque quizá los mejores instantes vengan con la escucha del Hob XVIII:2, de proporciones muy mozartianas y mayor extensión.