Diana Damrau se ha convertido en una de las actuales estrellas del canto, como prueba su permanente presencia en el Met, donde acaba de triunfar en Le Comte Ory de Rossini, o su destacada intervención en la gala de despedida a Ioan Holander en la Ópera de Viena. Pero es, además, una consumada liederista, en la mejor tradición de cantantes alemanas, y lo ha demostrado ante públicos tan exigentes como los de la Schubertiada o el Festival de Salzburgo. En este cedé, dedicado íntegramente a Richard Strauss, nos cautiva por la homogeneidad de su timbre de lírico-ligera, su irresistible musicalidad, la jugosa expresividad y la perlada dicción. Brilla especialmente, como es lógico, en la virtuosística Amor, pero sabe incluso abordar con sabiduría la serenidad de Morgen (Mañana) o Serenidad en el bosque. Sólo en algunas canciones, como Cecilia o Dedicatoria, se echa en falta una voz más rotunda y expansiva. La labor de los filarmónicos de Múnich al mando de Christian Thielemann es sencillamente perfecta.
Poesie (lieder), Richard Strauss
Diana Damrau. Filarmónica de Múnich. Christian Thielemann
27 mayo, 2011 02:00Diana Damrau se ha convertido en una de las actuales estrellas del canto, como prueba su permanente presencia en el Met, donde acaba de triunfar en Le Comte Ory de Rossini, o su destacada intervención en la gala de despedida a Ioan Holander en la Ópera de Viena. Pero es, además, una consumada liederista, en la mejor tradición de cantantes alemanas, y lo ha demostrado ante públicos tan exigentes como los de la Schubertiada o el Festival de Salzburgo. En este cedé, dedicado íntegramente a Richard Strauss, nos cautiva por la homogeneidad de su timbre de lírico-ligera, su irresistible musicalidad, la jugosa expresividad y la perlada dicción. Brilla especialmente, como es lógico, en la virtuosística Amor, pero sabe incluso abordar con sabiduría la serenidad de Morgen (Mañana) o Serenidad en el bosque. Sólo en algunas canciones, como Cecilia o Dedicatoria, se echa en falta una voz más rotunda y expansiva. La labor de los filarmónicos de Múnich al mando de Christian Thielemann es sencillamente perfecta.