Música rectilínea y enérgica que no carece en ocasiones de una delicada fragilidad, gracias al manejo de la resonancia como elemento expresivo, que combina, nos dice Téllez, el modalismo con una suerte de tonalismo libre. En las 13 piezas que constituyen el ballet Castor y Pollux, escrito para piano, vibráfono y marimba, se dejan oír efectos sonoros encantadores que nos envuelven por oleadas en una escritura que a veces nos hace pensar en Bach, otras en Debussy y también, a causa del juego de imitaciones continuas, en un peculiar minimalismo. El disco se completa con tres piezas pianísticas del ciclo Cuaderno de estilos. Soberana interpretación de los solistas, fabulosamente avenidos.
Castor y Pollux, Santiago Lanchares
Ananda Sukarlan, Miquel Bernat
10 junio, 2011 02:00Música rectilínea y enérgica que no carece en ocasiones de una delicada fragilidad, gracias al manejo de la resonancia como elemento expresivo, que combina, nos dice Téllez, el modalismo con una suerte de tonalismo libre. En las 13 piezas que constituyen el ballet Castor y Pollux, escrito para piano, vibráfono y marimba, se dejan oír efectos sonoros encantadores que nos envuelven por oleadas en una escritura que a veces nos hace pensar en Bach, otras en Debussy y también, a causa del juego de imitaciones continuas, en un peculiar minimalismo. El disco se completa con tres piezas pianísticas del ciclo Cuaderno de estilos. Soberana interpretación de los solistas, fabulosamente avenidos.