Tras sus recientes grabaciones de Proserpine de Lully, Sémélé de Marais o Andromaque de Grétry, el infatigable Hervé Niquet y su grupo Le Concert Spirituel añaden un nuevo título a su extraordinario trabajo de recuperación de joyas líricas de los siglos XVII y XVIII con Le Carnaval de Venise de André Campra. Con su prólogo y sus tres actos festivos, sus danzas exóticas y sus virtuosísticas arias (en italiano), esta ópera-ballet llenaba de frescura las calles de París, donde se estrenó en 1699, mientras Luis XIV trataba de mantener en Versalles el antiguo espíritu francés. Es, sin duda, uno de los productos más originales del teatro lírico de la época, en una prodigiosa síntesis de los estilos de Lully, Monteverdi o Cavalli, anunciando ya a Händel y Rameau. La partitura, de vibrantes colores, contiene las esencias del carnaval y de la legendaria Venecia con sus enredos y equívocos, sus máscaras y disfraces. La interpretación es tan exultante como la propia música. Una de las mayores sorpresas barrocas de los últimos meses.
Image: Le Carnaval de Venise
Le Carnaval de Venise
Le Concert Spirituel/Hervé Niquet
27 enero, 2012 01:00Tras sus recientes grabaciones de Proserpine de Lully, Sémélé de Marais o Andromaque de Grétry, el infatigable Hervé Niquet y su grupo Le Concert Spirituel añaden un nuevo título a su extraordinario trabajo de recuperación de joyas líricas de los siglos XVII y XVIII con Le Carnaval de Venise de André Campra. Con su prólogo y sus tres actos festivos, sus danzas exóticas y sus virtuosísticas arias (en italiano), esta ópera-ballet llenaba de frescura las calles de París, donde se estrenó en 1699, mientras Luis XIV trataba de mantener en Versalles el antiguo espíritu francés. Es, sin duda, uno de los productos más originales del teatro lírico de la época, en una prodigiosa síntesis de los estilos de Lully, Monteverdi o Cavalli, anunciando ya a Händel y Rameau. La partitura, de vibrantes colores, contiene las esencias del carnaval y de la legendaria Venecia con sus enredos y equívocos, sus máscaras y disfraces. La interpretación es tan exultante como la propia música. Una de las mayores sorpresas barrocas de los últimos meses.