A Jorge Pardo se le reconoce como un maestro pionero del jazz-flamenco, pero la consideración se le ha quedado pequeña. Hoy el saxofonista y flautista madrileño exhibe una sonoridad y una sabiduría que trascienden todas las etiquetas, porque él ya sólo va a lo suyo, esto es, a su propia verdad musical. Le acompañan desde hace tiempo dos amigos con los que ha construido este trío mayúsculo que es el D'3, el contrabajista Francis Pose y el baterista ‘Roper', que le aportan la frescura y naturalidad que quizás le impiden proyectos imperiales como los protagonizados junto a leyendas como Paco de Lucía o Chick Corea.
El inicio de este viaje por el pecho y la espalda del jazz y el flamenco arranca con la flauta mágica de Tic-Tac, sigue con el bebop heterodoxo de su saxo tenor en Sobre la marcha y se remata con el embrujo colectivo de Sal y pimienta. En total, seis piezas entregadas con un claro punto de partida y un crisol de itinerarios y destinos, porque su respiración sólo atiende al pálpito de sus propios corazones.