Álvaro Guibert
Hèctor Parra (Barcelona, 1971) es uno de los casos de éxito de la composición española. Lo han adoptado los ensembles Recherche, Intercontemporain y Contrechamps: mejores no hay. Su música viene envuelta en ciencia. Early Life, por ejemplo, va de la lucha entre la genética del silicio y la del carbono, Stress Tensor, de la relatividad general de Einstein y Caressant l'horizon, del borde de los agujeros negros, el terrorífico horizonte de sucesos. Pero si Parra está triunfando y si este disco es una maravilla no es por la perfecta imperfección de sus cristales de silicio ni por la exactitud con la que calcula la curvatura del universo, sino porque todo ello confluye en una música soberbia. Cuando se le pase el furor por la física fundamental le atacarán otros, quién sabe si de tipo poético o visual, porque Parra, como los buenos creadores, es hombre de obsesiones variadas, nu- merosas y profundas. Será de nuevo un placer oír cómo encaja sus manías en sonidos y las hace florecer en flores musicales que, al final, son lo único que importa.