En los últimos años ha emergido con gran fuerza este joven cuarteto -formado por Aitor Hevia (primer violín), Cibrán Sierra (segundo), Helena Poggio (violonchelo) y Josep Puchades (viola)- nacido en las aulas de la Escuela Reina Sofía de Madrid. Sus contactos posteriores con Walter Levin, miembro del Cuarteto LaSalle, le puso sin duda en franquía para afrontar el repertorio que aquí abordan. El título (R)evolutions está muy bien elegido a tenor de las didácticas explicaciones que nos da Sierra. Se trata de dibujar un resumido panorama del tránsito vienés de la tonalidad clásica al nuevo lenguaje que empleaba todo el espectro cromático, con sus alteraciones correspondientes. Músicas crepusculares unidas a creaciones de moderno cuño. Evolución, pero también revolución.
El prácticamente tonal Cuarteto en re mayor de Schönberg (1897) es bellísimo, con sus acentos y sonoridades brahmsianas. La interpretación, fluida y amena, está cuajada de interesantes claroscuros. Los arcos despiden una sensualidad muy propia. El más avanzado y ambiguo Cuarteto op. 3 de Berg (1910) es reproducido con todo su virtuosismo trascendente. Y contemplamos dos caras de Webern, la primeriza del postwagneriano Rondó de 1906 y la aforística y depurada de las Seis bagatelas op. 9 (1913), obras brevísimas en las que el silencio adquiere un valor expresivo extraordinario. Música densa y alada, tersa y concentrada. Una maravilla que estos cuatro músicos delinean con gusto exquisito. El refrescante disco es rematado por una transcripción de un coral de la Pasión según San Mateo de Bach, modelo de música pura y concentrada.