Carátula de Bel y Gay. Obra sinfónica completa.

Verso

José Luis Temes, que ya nos ha presentado en distintos sellos la música sinfónica de algunos de los principales y en algún caso olvidados compositores españoles, nos trae ahora la integral de aquel gallego de buena ley que fuera Jesús Bal y Gay (Lugo,1905- Torrelaguna, 1993) un corpus breve, apenas veinte partituras. Prácticamente dejó de componer en 1951, diez años antes de su regreso a España. Aquí encontramos cinco creaciones que revelan su buena mano, en línea con el lenguaje neoclásico que fomentaban los músicos de la república, con aplicación de la modalidad y la politonalidad. Las Tres piezas para orquesta (1945) nos presentan una clara escritura danzable, con abundante uso del ostinato rítmico y la estimulante disonancia. Ecos stravinskianos apreciamos en Oda a Don Quijote, mientras que las cinco sencillas ilustraciones sobre el mismo personaje nos llevan a un mundo más placentero.



Bal consideraba que el Concerto grosso era su mejor obra. Pese a ser un homenaje a Bach, resulta ser muy original. El segundo de los tres tiempos es muy avanzado armónicamente. En la Serenata para cuerdas, en medio de un lenguaje más conformista hallamos rasgos rotundamente bartokianos. La orquestación del Concierto de Brandenburgo n° 6 del propio Bach no abre ninguna vía de interés. Sí lo tiene el trabajo de Temes, pulcro y respetuoso, siempre con un gran sentido del ritmo y buscando en todo momento la transparencia polifónica. La Orquesta de Córdoba cumple dignamente.