Tomás Marco / Dinamyc

No se me olvida la mezcla de vértigo y fascinación que sentí, hace muchos años, al oír por primera vez el Cuarteto de cuerdas de Witold Lutoslawski. Junto a melodías, armonías, ritmos y texturas, el maestro ponía en su paleta grados de libertad -ahora toque usted lo que le parezca (dentro de un orden)- y, sobre todo, grados de interés: ahora la música es interesantísima, ahora es flácida y sosa, ahora es fascinante de nuevo. ¡Qué peligroso!, pensaba yo, ¡jugar con la calidad!, ¡escribir adrede pasajes fofos! Pero el resultado era fantástico. Algo muy parecido me produce la música de Tomás Marco (Madrid, 1942), que juega al ratón y al gato con la musicalidad. El contraste musicalidad/formalismo, o calidez/frialdad, es aún más claro en sus obras para guitarra, que parecen despertar al Marco más sensorial y corpóreo. Compruébese -y disfrútese-, en este extraordinario trabajo del guitarrista Marcello Fontani, que reúne cuatro obras de guitarra de cámara (las goyescas La nuit de Bordeaux, con cuarteto de cuerda, y Tapices y disparates, con violín; la lorquiana Verde viento, para tres guitarras; y la Improvisación de Tindaya, con flauta) y la Partita de espejos, para guitarra sola, todas ellas primeras grabaciones. Son cinco puertas, a cual más atractiva, por las que Marco nos invita a entrar en un universo sonoro absolutamente singular, donde se puede oír a la vez lo insondable y lo "volutamente semplice e elementare", como dice en su lengua el propio Marcello Fontani.