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Es posible que estos seis discos de Morente, restaurados y remezclados, que abarcan un periodo que va de 1966 a 1977, lleguen -con una minuciosa y entusiasta guía de escucha firmada por José Manuel Gamboa- en un momento óptimo para saludar con júbilo una etapa decisiva del cantaor granadino, pero también es cierto que se trata de una magnífica ocasión para revisar las grabaciones de alguien que antes de emprender -o a punto de hacerlo- su particular revolución, inició el camino con la certeza de que las primeras piedras de su edificio musical tenían que ser poderosas y firmes con el fin de fortalecer unos cimientos que sirvieran de base al desarrollo de un apasionado proceso de búsqueda con deslumbrantes hallazgos. Al igual que su predecesor Antonio Mairena, que desempolvó y clarificó gran parte del repertorio, Enrique Morente, con unos pasos inaugurales de una solidez inaudita, fue revitalizando antiguas fórmulas desde su propia sensibilidad, proyectando sobre ellas su mirada, su tono "morentiano", que ha quedado ya inscrito en la reciente historia del mejor cante. Pero, además, en estos registros se pone de manifiesto el sobrecogedor compromiso moral, pero también estético, de un autor ante el suntuoso patrimonio flamenco que, alentado por su afán indagador y exquisito gusto poético, fue conociendo a lo largo de los contactos con algunos de los maestros de entonces, como el inefable Pepe de la Matrona. Una colección fundamental, de gran poder evocador, imprescindible para conocer en toda su extensión la obra de Morente.