Leonard Cohen

"Estoy preparado para morir" dice Leonard Cohen en una entrevista que ha dado la vuelta al mundo al tiempo que ha lanzado el que él mismo anuncia que será su último disco: You Want It Darker. A sus 82 años, Cohen dice en The New Yorker que "quizá acabe nuevas canciones, quizá reciba un nuevo aliento. No lo sé. No me atrevo a atarme a una estrategia espiritual. Tengo trabajo que hacer. Encargarme del negocio. Estoy preparado para morir".



Pone casi tanto los pelos de punta como escuchar su nuevo álbum, el testamento de un maestro que se despide con su álbum número 14 y el que quizá sea el mejor publicado este año. Leonard Cohen "va hacia lo oscuro" en un disco con tintes espirituales de una profundidad abisal en el que Cohen ha vuelto a colaborar con Patrick Leonard, el hombre detrás de la estrella de Madonna en los 80, y producido por su propio hijo Adam.



Hay momentos que suenan a despedida. Esa Leaving the Table en la que canta: "Dejo la mesa, estoy fuera del juego" con una guitarra rasgada para añadir que la "bestia desgraciada está domesticada" y ya no necesita "amantes". Por si no queda claro, en Travellin Light, arranca con un aire entre lo flamenco y lo oriental, y es una sorprendente canción que suena como una alegre melodía religiosa en la que el poeta canta: "Atravieso la luz / Es au-revoir / Mi estrella una vez tan brillante, ahora en caída / Llego lejos y me cerrarán el bar", con esos coros como de Burt Bacharach.







En la canción que da título al disco, You Want It Darker, arranca con unos cánticos budistas para convertirse en una de esas canciones con un aire canalla y elegante en la que canta en hebreo "Hineni, hinei" (Aquí estoy). Estoy preparado mi señor". Y añade: "Lo querías más oscuro / Y matamos a la llama / Está en las escrituras / No es un ruego ocioso" para concluir con ese canto en hebreo "Hineni" que alcanza una gran fuerza espiritual.



Cohen se despide de este mundo y las mujeres que amó. En Treaty dice: "Estoy enfadado y cansado todo el tiempo / Ojalá hubiera algún trato / Entre tu amor y el amor y el mío". Termina el disco con la que quizá es la última canción que graba en su vida, en la que vuelve a relucir a ese hombre religioso y pecador, espiritual y carnal que conocemos desde hace décadas: "Si él murió para hacer a los hombres santos / Muramos nosotros para hacer las cosas baratas". Tiene un aire pillo y alegre con ese violín trovadoresco. Cohen siempre ha sido el hombre del drama y el mejor parodista de sí mismo. Leonard, no te mueras nunca.



@juansarda