Como los ángeles
Mozart. Juan Diego Flórez. Sony
Flórez no suele cultivar la música de Mozart, pero en este disco se entrega a ella a conciencia. Desde luego, las características del cantante pueden encajar perfectamente, en determinados aspectos, en los pentagramas de algunas de las páginas y personajes del genio salzburgués: voz clara, diáfana, emisión aérea, apoyo canónico, respiración justa, fiato, control de reguladores, igualdad tímbrica, habilidad para colorear... Cualidades que van estupendamente para algunas de las arias incluidas, como las de Il re pastore, El rapto en el serrallo o Don Giovanni. No tanto para las de Idomeneo, La flauta mágica, La clemencia de Tito o Così fan tutte, que parecen pedir una voz de mayor entidad lírica, más penumbrosa, de carácter más heroico: Réti, Wunderlich, Ludwig, Anders, Dermota... Pero Flórez canta como los ángeles, aunque creemos que a veces abusa del adorno y del caracoleo -lo que hace perder línea, por ejemplo, a Un aura amorosa, y coloca, como en el aria de Il re pastore o en Fuor del mar de Idomeneo, sobreagudos que quizá no vengan a cuento (hasta un re 4). Muy bonita recreación de la extensa aria de concierto Misero! O sogno, Aura che intorno spiri K 431. Suena fresca, incitante la Orquesta La Scintilla residente en Zurich, aunque Minasi nos parezca en ocasiones en exceso ruidoso.
Repertorio francés
L'Opera. Jonas Kaufmann. Sony
La voz de Kaufmann es cada vez más baritonal, más oscura. Y, forzoso es decirlo, cada vez más agarrada a la gola. Efecto que apreciamos en mayor medida tras haber escuchado el CD Mozart de Flórez, comentado aquí arriba y editado por el mismo sello. Frente al aire puro, bien dirigido del peruano, la emisión agarrotada, con frecuentes golpes de glotis que recuerdan un poco a los de Caruso, más libre, sin embargo en su proyección, más natural. La evolución del instrumento y el forzamiento de una técnica en busca de resonadores espurios ha llevado a esta situación. No obstante, Kaufmann es artista, sabe mantener la línea expresiva, apiana y acrece, expresa, dice y el timbre no pierde belleza pese al engolfamiento. Canta aquí arias de lo más variopinto del repertorio francés, de lo ligero de la de Le Roi d'Ys de Lalo a lo dramático de la de Les Troyens de Berlioz. Hay aciertos, claro, como el de respetar el pianísimo final en el si bemol del aria de Romeo y Julieta de Gounod. En el hermoso dúo de Los pescadores de perlas de Bizet, junto a Ludovic Tézier -a veces no sabemos quién es el barítono- está muy forzado. En el de San Sulpicio de Manon de Massenet es un alivio escuchar el timbre fresco y la justa emisión de la soprano Sonya Yoncheva. Orquesta y director apoyan correctamente.
Un tenor di forza
Vincero!. Gregory Kunde. Universal
El caso de este tenor norteamericano es paradigmático. En unos cuantos años pasó de ser un tenor lírico-ligero, de pequeño estuche, a convertirse en un tenor di forza, rozando lo dramático. Hace un tiempo lo podíamos escuchar en tenores oscuros de Rossini, como Roderigo u Otello, rememorando la figura de Andrea Nozzari. Modernamente, y cuando ha pasado ya de la sesentena, hemos admirado, concluida al parecer la transformación, sus Otello, Radamés, Manrico, o Alvaro de Verdi, sus Cavaradossi, Johnson o Calaf de Puccini, su Canio de Leoncavallo o su Chénier de Giordano. De todos ellos hay muestra en el CD, representados por sus arias más conocidas. La voz del tenor empieza a perder lógicamente esmalte y los agudos ya no son tan tersos, los sonidos se balancean y hay notas casi calantes. La gola aparece episódicamente, pero la proyección es sana y el canto, sin ser exquisito, es correcto, como la expresión. Hay campaneo arriba y los si bemoles y si naturales vibran todavía con buenos armónicos. La Orquesta Sinfónica de Pamplona actúa con profesionalidad llevada por la conocedora batuta de Tebar. Queda un poco fuera de sitio el aria de Romeo y Julieta de Gounod, incluida también en el recital de Kaufmann, que es cantada aquí en su tono original. El si 3 es emitido en forte.