Punki y lorquiano, amante de la tradición y visionario. Así era Jesús Arias (1963-2015), periodista, poeta, músico, líder de T.N.T., una de las bandas seminales del punk en España, y agitador de la escena cultural granadina. Cuatro años después de su muerte, su hermano Antonio y los demás componentes de Lagartija Nick publican Los cielos cabizbajos, un disco editado por el sello Montgrí que parte de su proyecto más ambicioso, que quedó inacabado. Se trata de un largo poema sinfónico sobre ciudades devastadas por la guerra —Hiroshima, Nagasaki, Guernica, Sarajevo...— y, en definitiva, sobre el dolor humano universal. No obstante, “no solo hay guerra en el disco. Cuando se disipa el humo, hay un poso de amor”, señala Antonio Arias.
La banda —Juan Codorniú, Eric Jiménez, M.A.R. Pareja, J.J. Machuca y él— ha colaborado con el pianista David Montañés, con el Coro de Cámara de Granada, con la Orquesta de la Universidad de Granada e incluso con la voz del periodista Jon Sistiaga para construir, siguiendo el cuaderno de trabajo de Jesús, un disco conceptual para descubrir matices y significados nuevos en cada escucha. Una apuesta valiente en plena era del streaming y las playlists.
Pregunta. El cuaderno de trabajo de Jesús muestra que tenía el proyecto muy avanzado en su cabeza.
Antonio Arias. Parecía que todo el material que dejó Jesús se podía ordenar fácilmente porque estaba en cuadernos con títulos, pero son proyectos que funcionan como eslabones de un proyecto mayor, en el que la imaginación no tiene límites. Mientras trabajábamos con todo ello se nos abrían muchos caminos, es un viaje por el mundo, en cuanto a la música y la temática. Puede que esotéricamente, como en un rito vudú, hayamos estado invocando a Jesús y él haya dirigido todo el trabajo. Hemos tardado cuatro años en levantar el proyecto porque se tarda mucho en abarcar todo ese mundo musical y poético.
"No solo hay guerra en el disco. Cuando se disipa el humo, hay un poso de amor". Antonio Arias
P. Por las fechas de las anotaciones del cuaderno se ve que estuvo trabajando en Los cielos cabizbajos hasta el final.
A. A. El hecho de que empecemos con Nagasaki de esa forma tan solemne es porque Jesús se refirió a ella en la última anotación que hizo en vida. Envió un mail con la partitura a las cuatro de la madrugada, y murió a las ocho dormido en el sofá. Decía que era lo mejor que había hecho en su vida, la creación de la que se sentía más orgulloso y que un hipotético disco debería empezar con ella.
Juan Codorniú. Hemos respetado todo lo que hemos podido de la idea original de Jesús, aunque no ha sido posible mantenerlo todo porque su mente era muy caleidoscópica y quería incluir cosas muy diversas: instrumentos raros, distintas formas de cantar, flamenco, haikus… Había una necesidad de acotamiento para hacer viable el proyecto. Las horas de estudio son las que son y los proyectos tienen que tener un fin para hacerlos posibles.
La edición especial limitada de Los cielos cabizbajos, agotada durante la preventa, incluye un facsímil del diario de Jesús Arias con ideas, collages y fragmentos de partituras. Este también aparece reproducido parcialmente en Diario(s) de artista: Omega, Mater Lux y Los cielos cabizbajos, un libro —agotado también— editado por la Universidad de Granada que reúne los cuadernos de trabajo de Jesús para esos tres proyectos monumentales que menciona el título: el que ahora ve la luz, el que reunió a Enrique Morente y Lagartija Nick en torno a los textos de García Lorca y Leonard Cohen y que rompió los moldes del flamenco y del rock; y la cantata flamenca a la que puso voz Soleá Morente acompañada por un coro. “El otro día le regalé un ejemplar del libro a un amigo y me dijo que en el mercado de segunda mano se vendían a 280 euros, cuando el precio original era de 10”, comenta sorprendido Antonio Arias. Una inflación desorbitada que refleja el gran aprecio que se tiene a la figura y la obra de su hermano en el mundo cultural granadino.
P. ¿Cómo fue el proceso creativo desde el material de Jesús hasta la grabación del disco?
J. C. Este disco se ha gestado a borbotones, como un volcán que va dando avisos hasta que entra en erupción. Hace tiempo que Antonio empezó a trabajar con el material con la voluntad firme de hacer algo con él, y el año pasado hicimos una puesta en escena de algunos temas con Estrella Morente en el paraninfo de la Facultad de Medicina de Granada y eso nos reafirmó en la idea de que teníamos que hacer un disco. Durante meses hemos grabado en el estudio de manera intermitente y el proceso de mezcla duró dos meses. Teníamos muchísimos elementos y los textos de Jesús se prestan a que ninguna parte musical se repita igual. De hecho, antes de empezar a mezclar un tema hacíamos un mapa para decidir por dónde queríamos que transitara. El riesgo era que si todos los elementos sonaban a la vez el resultado fuera un colchón inaudible, etéreo, así que hemos trabajado mucho en la limpieza y la estrategia sonora.
"Este disco se ha gestado a borbotones, como un volcán que va dando avisos hasta que entra en erupción". Juan Codorniú
A. A. Ha sido muy bonito trabajar estrechamente con quien ha hecho los arreglos orquestales, David Montañés, y el director del coro, Jorge Morata. Es el mismo coro que estrenó Mater Lux, así que ahí teníamos otro componente emocional muy fuerte añadido. Hemos trabajado mucho a partir de las emociones, algo que aprendimos con Morente, que era muy buen gestor de la emoción tanto en disco como en directo. También nos hemos beneficiado de ese trabajo colectivo al que nos ha empujado Jesús. A él le gustaba mucho conectar mundos, a poetas con músicos, a locos con cuerdos, a ciegos con cojos… Establecer contactos ha sido lo más divertido del proyecto. Nunca hemos tenido un proyecto que nos pidiera tanta vida y nos diera tanta vida.
P. Habéis contado con una orquesta, con un coro, con un pianista y arreglista, y hasta con la voz del periodista Jon Sistiaga, que locuta el trágico final de los Romeo y Julieta de Sarajevo. En un trabajo tan colectivo y tan distinto a lo que han hecho anteriormente, ¿en qué se nota la identidad de Lagartija Nick?
J. C. Este disco es diferente a todo lo que habíamos hecho anteriormente, pero sigue siendo 100 % Lagartija Nick, es absolutamente reconocible. Hay momentos que recuerdan al disco Su, otros a Hipnosis, a Val del Omar o a Omega.
A. A. Para que sonase a Lagartija Nick lo mejor era que el mayor número posible de pistas estuvieran grabadas en directo, con la idea de transmitir en el disco que seguimos siendo un grupo tocando en directo, aunque haya muchos elementos añadidos. Y a la hora de cantar, prescindir del Melodyne [un software que permite hacer correcciones de tono, similar a Autotune]. Si dejas la entonación demasiado perfecta, no parezco ni yo. La cuestión era no dejarnos obsesionar por lo quirúrgico y lo pornográfico que tiene la mezcla de un disco. No quiero ser nostálgico, pero cuando empezamos a grabar los discos, mientras Eric tocaba la parte de batería, por ejemplo, estaba todo el mundo con una mano en un fader de la mesa porque los ajustes de mezcla se hacían en directo. Ahora ves todas las pistas en la pantalla y acabas viendo solo líneas y frecuencias, dejas de oír la música. En este proyecto manejábamos más de cien pistas, y era importante no dejarnos avasallar por eso. Como grupo nos sentimos como si hubiéramos atravesado otro fuego y una vez terminado nos parece que podríamos hacerlo todos los días, pero la grabación de este disco ha sido uno de los trabajos más intensos de nuestra carrera, que nos ha ocupado más de un año y medio.
"Jesús Arias fue el primero que adaptó a través del filtro punk no solo las corrientes contemporáneas de la poesía sino también el poso de Lorca". Antonio Arias
P. ¿Cómo y cuándo van a presentar el disco en directo?
J. C. Lo presentamos el fin de semana pasado en el Mercat de Música Viva de Vic y fue espectacular. Somos veintitantas personas en el escenario, con el coro al fondo, un ensemble de cuerda y vientos delante de ellos y, en primera línea, los Lagartija [Eric Jiménez, batería; Juan Codorniú, guitarra; Antonio Arias, voz y bajo; M.A.R. Pareja, guitarra; y J. J. Machuca, teclados] y David Montañés al piano de cola. Llevamos un gran montaje de luces, sobrio pero espectacular, que nos han hecho ex profeso para este espectáculo. Después de esa primera presentación hemos estado viendo y ajustando las necesidades reales de producción que tenemos y dentro de una semana tocaremos en el Teatro Central de Sevilla, y en noviembre lo presentaremos en Madrid.
A. A. Para cada concierto necesitamos ocho horas para montar las luces y una capacidad electrónica para 200 focos analógicos… Es un espectáculo de esos en los que si empiezan a fallar cosas ocurre una hecatombe, pero yo me acuerdo mucho de cuando el maestro [Morente] me decía: “Antoñico, hoy ha salido mal. ¿Y qué le hacemos?”.
P. Publican el disco con Montgrí, un sello recién nacido. ¿Cómo se ha producido esta conexión?
A. A. Montgrí es el sello que han fundado los miembros de Cala Vento para publicar su segundo disco, y el contacto se produjo porque compartimos mánager. Son gente joven que se implica mucho, con muchas ganas de escuchar y aportar ideas. Nuestro disco es su segunda referencia.
P. ¿Qué supuso Jesús Arias para la vida cultural de Granada?
R. Jesús era una persona que al principio generó cierto recelo por parte de su entorno porque era periodista, poeta, músico y punki, algo que no encajaba muy bien entonces. Introdujo en la música de T.N.T. la poesía de su momento: Luis García Montero, Javier Egea, Juan de Loxa, que son tótems de la intelectualidad granadina de los 80. Fue el primero que adaptó a través del filtro punk no solo las corrientes contemporáneas de la poesía sino también el poso de Lorca, que más tarde en Omega tendría una presencia tremenda. La conexión de todos estos mundos, su pasión por la música clásica… Todo lo que en su momento generaba desconcierto ahora se entiende mucho mejor. Nuestra idea con este proyecto es explicar quién fue Jesús Arias, cuál es la trascendencia de su obra, que es tradicional y a la vez nos sigue empujando hacia el futuro. Además la Fundación García Lorca va a editar un libro de poemas suyo que se llamará Un jardín contra tu nombre, y una chica de la universidad está haciendo su tesis sobre su faceta periodística. Todos son intentos de explicar a alguien que en su momento parecía inexplicable.
"Como dijo Malcolm McLaren, más vale un fracaso gordo que un éxito tibio. Y nosotros somos de fracaso gordo". Antonio Arias
P. En la era de la música en streaming y la escucha fragmentada, ¿no es una osadía publicar un disco conceptual de este calibre?
J. C. Absolutamente. Es un suicidio.
A. A. Salimos con este disco como quien sale al paredón. Pero nunca sabes cuál va a ser la reacción de la gente, la preventa se agotó y los vinilos están bastante bien colocados.
J. C. ¿Estamos jugando a la contra? Probablemente, pero quizá esa es nuestra mejor baza.
A. A. La figura y la obra de Jesús despiertan mucho interés. Él es un ejemplo muy válido de todos esos creadores que pertenecen a generaciones absolutamente desconocidas. ¿Cuántos Jesús Arias estarán todavía durmiendo el sueño de los justos?
P. De todas formas, Lagartija Nick se ha lanzado al vacío muchas veces, es una seña de identidad de la banda.
A. A. Sufrimos con gusto. Hasta donde yo sé, solo hay una vida y un músico no puede resumirse en un solo estilo. Nunca acabas de encontrarte. Como dijo Malcolm McLaren, más vale un fracaso gordo que un éxito tibio. Y nosotros somos de fracaso gordo.