A la pregunta de qué aporta la música electrónica al flamenco, Rocío Márquez contesta taxativa: “A mí, mucha libertad”. Después de un largo silencio, esperando alguna explicación adicional o cualquier añadidura que aliviase la carga de esa contundente afirmación, a través del móvil solo se oye su respiración acompasada y algún ruido doméstico. ¿Nada más?, vuelvo a preguntar. “Y nada menos”, responde sin dudarlo la cantaora desde su casa del Aljarafe sevillano.
En la última edición de la Feria del Libro de Sevilla, Márquez presentó un libro mío junto al escritor Juan José Téllez. De pronto, y ante la sorpresa de los asistentes, interrumpió su parlamento y me dedicó la rondeña, incluida en su grabación de 2019, Visto en El Jueves, de la que posteriormente el jerezano Santiago Gonzalo, Bronquio, músico que procede del punk y mago de la electrónica, elaboró un remix.
“Así comenzó la historia de Tercer cielo (Universal). Algo se abría ante mis ojos al ver con claridad las posibilidades de esa música. Sin un propósito determinado, Bronquio y yo nos juntábamos, jugábamos, probábamos, disfrutábamos... Era como descubrir un universo”.
Y Tercer cielo es el nuevo título de Rocío Márquez, del que, como anticipo, han aparecido algunas muestras en las redes. “Tercer cielo es un estado, un no lugar cargado de posibilidades. Alejado de la categorización. Uno de los niveles del paraíso. En esta propuesta artística compartimos el viaje que hemos experimentado hasta alcanzarlo”.
Más allá de la tradición
Por ahora, la costumbre indicaba que el primer disco fuese una especie de confirmación del neófito en el que patentizaba sus profundos conocimientos de la tradición flamenca. Generalmente, guitarra, cante y base rítmica. Nada más. Pero la joven Fernanda Peña, pareja del guitarrista Rycardo Moreno y perteneciente a una extensa saga de músicos gitanos establecidos en las localidades de Lebrija y Utrera, acaba de colgar su pieza inaugural, con la que se da a conocer: Pugna, una seguiriya secundada por la música electrónica.
Este cortejo para el cante lo han utilizado y lo están utilizando, entre otros, el Niño de Elche o Israel Fernández en la pieza La inocencia, con el especialista en pop electrónico El Guincho. O el gran compositor y director de orquesta Mauricio Sotelo, que ya en 1986 estrenó en el Festival de Viena Música incidental para Bodas de sangre, en la que intervenía la música electrónica con la voz del cantaor José de la Tomasa y la guitarra de Manolo Franco, o In pace, sobre textos de José Ángel Valente, obra estrenada en 1997 en el Círculo de Bellas Artes, de Madrid, con percusión, electrónica y la voz de Carmen Linares, además de otros trabajos en los que asimismo aparece la electrónica junto a nombres conocidos del flamenco, como Arcángel, Marina Heredia, Jesús Méndez, Eva Durán o Juan Manuel Cañizares. Si bien, Rosario la Tremendita señala el disco de 1980 New Hondo, del cantaor Turronero con los sintetizadores de Josep Llobell, como la obra de un precursor, aunque en su época no tuvo una especial repercusión.
La música electrónica ha entrado en el flamenco a borbotones, como una fuerza implacable y arrasadora. Los compositores e intérpretes flamencos parece que han descubierto una fórmula mágica, han quedado deslumbrados y la han adoptado como tabla de salvación. Dejaron atrás los acompañamientos habituales, incluso los más transgresores, rompiendo drásticamente con una lógica musical establecida y con unos criterios asentados, para irrumpir en otra dimensión sonora, enérgica y rigurosa. La electrónica se despliega y amplifica en forma de alianza aceptada, hacia la que todos corren para no llegar tarde a la gran función y evitar que se pierda la oportunidad de tomar un tren que puede conducir a un destino incierto, desconocido, pero al que no se pueden permitir el lujo de dejar pasar.
El cante al día
“Hay una primera etapa en la que es necesario demostrar tus cualidades y tus conocimientos, pero luego los años te hacen entender que se acaba lo de demostrar y entonces empiezas a mostrar, que no es lo mismo: enseñar a dónde te ha llevado todo ese aprendizaje”, dice el cantaor jerezano David Lagos, 25 años de profesional y autor del disco Hodierno, que publicó en 2019 con el productor y compositor electroacústico Daniel Muñoz, Artomático. “Te das cuenta de que el principal requisito para llegar a algo es no intentar agradar a todos y creer en lo que haces. Y ahí es donde me encuentro”.
David Lagos recuerda que, según la Real Academia Española, ‘hodierno’ significa relativo al día de hoy, así como también afirma que su manera de cantar es muy respetuosa con las fuentes del flamenco. No obstante, “la vanguardia es la libertad del artista, y al sentirse libre se vale de los medios que tiene a su alcance para transmitir lo que siente”.
Además de justificar la aproximación del flamenco a la electrónica como una consecuencia del tiempo que le ha tocado vivir y porque es la música de su generación y la que ahora predomina, Kiki Morente, que publicó en 2021 El cante, con la producción y electrónica de Enrique Heredia El Negri, Jaime Beltrán y José Romero, afirma que le resultó “cómodo y divertido acompañar los cantes con esos sonidos, tanto electrónicos como psicodélicos. Fue una buena experiencia. Partimos de los cimientos del flamenco, de un trabajo que está hecho, y aunque intentamos no meter la pata, hay cosas en la vida en las que hay que arriesgarse porque ahí se puede encontrar el arte. Existen razones profundas para innovar. Depende de la necesidad que tenga el artista de salir de la zona de confort”.
Tremendita acaba de lanzar Tremenda con la electrónica de Pablo Martín Jones. “Pero no es la electrónica por sí misma la que decide de manera aleatoria, sino que está supeditada a la voluntad del creador. Es muy importante recalcar que en todo mi mundo la parte humana es vital. Es lo que me une al flamenco y dentro del flamenco la tradición es mi eje, es donde siempre estoy y de ahí surge todo. La raíz para mí es esencial. Se ha evolucionado en las armonías, existen influencias de otros géneros. Ahora hago un disco con electrónica, pero el próximo será con guitarra. Lo que me interesa es la indagación en el acompañamiento y los sistemas para configurarlo”. La imagen de Rosario la Tremendita –que algún crítico la ha comparado con la de un intérprete de electro-rock y funky-jazzístico– es impactante, y más si la vemos acompañándose del bajo eléctrico.
¿El hecho de que Rosalía se haya valido de la electrónica ha sido un detonante? “El sistema estaba antes que Rosalía. En mi caso, lo que me ha impulsado a penetrar en la electrónica ha sido encontrarme con el bajo eléctrico en las manos. Me cuesta mucho seguir una moda y suelo ir contracorriente. Me aburren las inercias. Nosotros somos músicos y cantamos y tocamos nuestros instrumentos. La electrónica es circunstancial en mi carrera, nunca un elemento definitivo. La novedad es dónde llevar el cante, cómo lo tratas. La búsqueda está en otro sitio, más allá de los dispositivos y las sonoridades”
Fenómeno Rosalía
Para Rocío Márquez, Rosalía ha sido un fenómeno musical. “Le estoy muy agradecida, por su actitud de libertad, de mantener su discurso y defenderlo. Pero los artistas hemos demostrado una trayectoria con unas inquietudes por encima del género, con lo que me parece muy simple establecer una vinculación. Creo que hay un trasfondo más profundo y, sobre todo, hay una noticia maravillosa que es la salud, la amplitud y la actualidad que tiene el flamenco, independientemente de Rosalía”.
¿La electrónica como fórmula para el futuro, como un camino a recorrer y desarrollar? “La electrónica, que es una vía más y no creo que sea la última, me está ayudando a conocerme en otro sentido, a cuestionar patrones, más allá de la idea que tenga de mí misma o de los términos establecidos de flamenco, electrónica, clásica o la música que sea. Estamos en un momento en el que cada uno está intentando encontrarse por encima de etiquetas”.