Los días 13 y 14 de junio de 1922 se celebró en la granadina Plaza de los Aljibes el Concurso de Cante Jondo, el primero de la historia, fruto de una charla que habían mantenido Miguel Cerón y Manuel de Falla sobre la decadencia y desaparición del verdadero flamenco. Don Manuel insistía en un flamenco remoto, primigenio, algo a lo que había que volver y rehabilitar fuera del ámbito profesional, “como expresión del espíritu de los pueblos”. Desafortunadamente, el mismo Concurso que organizó para afianzar sus teorías, le demostró que la realidad era otra. Los organizadores fueron intelectuales pertenecientes al Centro Artístico de Granada, entre los que se encontraban, además de los citados, Manuel Jofré, Andrés Segovia y un joven Federico García Lorca. En último caso, el ideólogo y principal promotor fue el compositor gaditano, que, entre otros muchos invitados, quiso traer a Granada para la ocasión a Stravinski y Ravel, a los que había conocido en París, pero las arcas municipales de la ciudad de La Alhambra no alcanzaron a sufragar los gastos del viaje de tan ilustres compositores.
Como apoyo argumental, Falla publicó un folleto titulado El cante jondo. Cante primitivo andaluz, donde exponía sus criterios acerca del flamenco y sus orígenes, y en el que manifestaba que “lo que queda en vigor del canto andaluz no es más que una triste y lamentable sombra de lo que fue y debe ser”. “No solo amenaza ruina sino que está a punto de desaparecer para siempre”. Solución: un concurso que recuperara ese genuino “cante primitivo andaluz”. La aparición de controversias, que duran hasta ahora mismo, no se hizo esperar, tanto por las opiniones de Falla como por el contenido de las bases del Concurso, donde se pusieron en evidencia un buen cúmulo decontradicciones.
Después de innumerables debates, en los que posiblemente no se hayan tenido en cuenta tres factores básicos –tiempo, lugar y gente– para iniciar con cierto rigor cualquier análisis del pasado, todavía, a pesar de los cien años transcurridos, se sigue hablando y escribiendo del Concurso. ¿Cuál es el motivo por el que continúa despertando interés, no solo como materia para la disputa sino con el propósito de intentar descifrar las claves de un acontecimiento que tiene un peso considerable en los anales del flamenco?
La incomprensión intelectual
“Por los nombres que había detrás”, afirma el profesor de la Universidad de Granada José Javier León, autor del libro Burlas y veras del 22. “Pero no solo el de Falla, que en aquel momento era una autoridad incuestionable en la música española y en la cultura del país, sino los de Zuloaga, que pintó los decorados, Andrés Segovia o el de un joven Lorca, que ya estaba escribiendo Poema del cante jondo”, dedicando uno de sus capítulos, Viñetas flamencas, a Manuel Torres, Niño de Jerez, “que tiene tronco de Faraón”, uno de los cantaores invitados al Concurso.
Esto lo corrobora el poeta y Premio Cervantes Luis Rosales, cuando declaró, en una entrevista que le hice en 1989: “El Concurso de Cante Jondo del año 1922, acabó, en particular, con la incomprensión del mundo intelectual hacia el flamenco”.
Efectivamente, y además de una carta con fecha de 31 de diciembre de 1921, dirigida al Ayuntamiento de Granada apoyando el proyecto y solicitando una subvención de 12.000 pesetas, firmada, entre otros, por Joaquín Turina, Óscar Esplá, Conrado del Campo, Fernando de los Ríos, Giner de los Ríos, Juan Ramón Jiménez, Manuel Ángeles Ortiz, que hizo el cartel, Alfonso Reyes, Ramón Pérez de Ayala o Ignacio Sánchez Mejías, hubo telegramas de adhesión de Roberto Gerhard, Santiago Rusiñol, Federico Mompou o Felipe Pedrell. Muchos de ellos asistieron a la señalada efemérides, además de distintos personajes significativos, como Enrique Díez Canedo, Edgar Neville, García Sanchiz, el hispanista francés Mauricio Legendre, Brandle Trend, enviado especial de The Times, los duques de Alba o Ramón Gómez de la Serna, que actuó de presentador, aunque a todo correr. Por lo visto, y observando “que el mar de la multitud estuviese picado” y el gentío que llenaba la Plaza de los Aljibes interrumpía su parlamento con aplausos jocosos, permaneció solo cinco minutos en el escenario. Cuando llegó a su localidad, alguien le comunicó: “De buena se ha librado usted, a mi lado se encontraba un mastuerzo con una pistola que preguntaba: ¿qué, lo mato ya?”.
"Lo que queda en vigor del canto andaluz no es más que una sombra de lo que fue y debe ser". Falla
El jurado, presidido por don Antonio Chacón, máxima autoridad y cantaor de total prestigio, y compuesto por miembros del Centro Artístico de Granada y los guitarristas Andrés Segovia, Ramón Montoya y Amalio Cuenca, concedió dos primeros premios extraordinarios, de 1.000 pesetas cada uno, subvencionados respectivamente por Ignacio Zuloaga y el Ayuntamiento de Granada, y otorgados a Diego Bermúdez Calas, El Tenazas, y al niño Manuel Ortega, Caracol. Como era de esperar hubo división de opiniones en algunos miembros del jurado, El Tenazas reclamaba para sí el primer premio y también lo hacía Caracol, cuyo padre era amigo de don Antonio Chacón y hubo rumores de que aquel presionaba al maestro en favor de su hijo, de manera que tanto en los cronistas de la época como en el público y en las personas influyentes que asistieron, surgieron partidarios de uno y otro concursante.
Pero tenemos documentos de tres personas que estuvieron presentes en el Concurso, y que entrevisté a principios de los años 70 del pasado siglo para la serie de TVE Rito y geografía del cante. Luis Seco de Lucena Paredes, catedrático de Lengua Árabe en la Universidad de Granada, se mostraba abiertamente partidario de las hipótesis de su amigo Manuel de Falla, “que quería vivificar el cante jondo, que no es exactamente el flamenco, y que iba siendo mixtificado. Por ello, él y un grupo de intelectuales granadinos y amigos de la música, se empeñaron en recuperar ese cante grande y que todas las adulteraciones desaparecieran”.
Manuel Soler Palma, Faquilla, era entonces botones en el Círculo Artístico de Granada y, además, las noches del Concurso atendía a los que iban a intervenir en el escenario, sirviendo bebidas. “Conocí a Falla, a Lorca, a Zuloaga, a don Andrés Segovia, a Caracol, que era un chiquillo como yo, a El Tenazas....” A Manuel le encargaron que lo acompañara a una sastrería y le pusiera un traje y un calzado en condiciones. Según el joven botones, El Tenazas había llegado andando a Granada desde Puente Genil, algo que refutó Manuel Torres, diciendo que eso era imposible porque tenía que haber salido un año antes. “Me llevó mi padre por mediación de Don Antonio Chacón, y a El Tenazas, un viejecito que había sido barbero, lo llevó Andrés Segovia”. Según Caracol, no era un profesional, “nunca había cantado, nada más que el día aquel de Granada. Al final, Chacón, para evitar discusiones, dividió el premio”.
De todas formas, y a pesar del aguacero caído y de la utilización de sillas como paraguas improvisados, José Javier León habla de la “fertilidad del error”: “El Concurso ha quedado como un capital efectivo en nuestra memoria, trajo beneficios para el flamenco en contra de sus propios postulados”. Según Gregorio Valderrama, autor de Adiós Granada. El Concurso de Cante Jondo (1922), “más allá de las pretensiones del músico gaditano, el certamen fue a todos los efectos un éxito sin precedentes”. El popular periodista Agustín López Macías, ‘Galerín’, que cubrió el evento, escribió al final: “Y terminó el concurso que tantas discusiones ha promovido en Granada. Como festejo nuevo, ha resultado estupendo. Como cosa artística, vale”.
El festival el centenario
El flamenco siempre ha estado presente en el Festival Internacional de Música y Danza de Granada, pero su director actual, Antonio Moral, le ha otorgado la misma relevancia que los demás ciclos. “El flamenco forma parte del carácter de la ciudad, en sus muchos años de historia desde la raíz, en sus barrios del Albaicín y el Sacromonte y en la cantidad de artistas que ha dado y sigue dando. Si hiciéramos un Festival en Helsinki no programaríamos flamenco, pero en Granada es lo natural”. Y más este año, en que se conmemora el centenario del Concurso de Cante Jondo de Granada, de 1922. “En 2021 presentamos lo que sería el preámbulo de la efemérides, ahora la gala de aniversario propiamente dicha, y en 2023 el epílogo”. Para ello se ha dispuesto que la inauguración del Festival sean dos conciertos especiales, el 13 y 14 de junio en el Patio de los Aljibes de La Alhambra, con el fin de recordar el mismo espacio y las mismas fechas del famoso Concurso.
“Hemos querido acercarnos a la esencia de lo que Falla pretendía: reivindicar ese ‘cante jondo’, sin adulteraciones. Para ello se ha creado un espectáculo, que presentará el cantaor Juan Pinilla, llamado Dos generaciones flamencas, contando con cuatro cantaores decanos, José de la Tomasa, sobrino nieto de Manuel Torres, Rancapino, Vicente Soto y Juan Villar, y un guitarrista, Pepe Habichuela, perteneciente a una de las grandes familias de músicos gitanos granadinos”. Y, por otro lado, otros más jóvenes: Antonio Reyes, Jesús Méndez y Antonio Campos, tres voces principalísimas de hoy, además de Kiki Morente, el menor de ellos. Asimismo, y en distintos momentos del Festival, estarán María Pagés, Marina Heredia, Mayte Martín, Rafael de Utrera, Pedro el Granaíno, Patricia Guerrero, Duquende y José del Tomate. “Una tercera parte del Festival está dedicada a conmemorar el Concurso de 1922. Granada”, dice Antonio Moral, “tiene la obligación y el derecho de hacerlo”.