En 2021, José María Velázquez-Gaztelu (Cádiz, 1942) nos regaló De la noche a la mañana (Athenaica), libro misceláneo (reseñas, artículos, entrevistas, poesías…) que daba cuenta de su infatigable labor de difusión del flamenco. Aquel volumen era la evidencia tangible de la entrega absoluta hacia este arte fascinante que concita el baile, el toque y el cante. Sus hacedores bien lo saben y un buen puñado de ellos, entre lo más granado del universo jondo, decidieron arremangarse para devolver tanta pasión. ¿Cómo? Con un disco grabado ex profeso para homenajearle y manifestarle un infinito agradecimiento al artífice de hitos como Rito y geografía del cante, programa de Televisión Española de los años 70 y el espacio de Radio Clásica Nuestro flamenco, a punto de cumplir 40 años, amén de los artículos y reportajes que publica regularmente en El Cultural.
Pregunta. La pandemia no fue un periodo fácil pero dio origen a iniciativas tan emocionantes como el disco que le ha tributado una pléyade de figuras: Blanca del Rey, Miguel Poveda, Pepe Habichuela, Vicente Soto ‘Sordera’… ¿Cómo acoge este regalo?
Respuesta. Es la primera vez en la historia que artistas flamencos de primer nivel y un grupo de escritores, como Caballero Bonald, Luis Landero, Fermín Lobatón, Juan José Téllez, el profesor Jean-Fraçois Carcelén y el compositor Mauricio Sotelo, dedican un disco a un poeta, escritor y divulgador del flamenco, en estos momentos a través de mis conferencias, programas de Radio Clásica, RTVE y las páginas de El Cultural. Acojo este regalo y este gesto de reconocimiento no solo con sorpresa, sino con profunda gratitud, y, además, con todo el cariño que, no siendo un término muy utilizado en nuestra época, es en realidad el noble sentimiento que han puesto en la grabación y en los textos que la acompañan todos estos amigos.
P. Es un disco muy variado en los estilos. ¿Hasta qué punto es representativo del arte flamenco actual y de siempre?
R. Los participantes en el disco pertenecen a distintas generaciones, y más por el carácter antológico que pudiera tener el disco, habría que verlo desde la riqueza musical e interpretativa de cada uno de ellos. Es el paradigma de la palpitante diversidad con la que hoy se manifiesta el arte flamenco.
[El concurso más jondo fue en Granada]
P. Nuestro flamenco cumplirá en nada 40 años en antena. Qué viaje, ¿no?
R. Una continua oportunidad para el aprendizaje. Por otro lado, es una fructífera experiencia que, entre otras consideraciones, da como resultado una fluida reciprocidad con los flamencos, teniendo el arte como forma de vida. No soy un espectador; como poeta estoy dentro del universo flamenco y pertenezco a esa familia.
P. En sus andanzas tras la huella jonda tuvo un cómplice inmejorable, José Manuel Caballero Bonald. ¿Qué recuerdo guarda de él y cómo describiría su pasión por el flamenco?
R. Lo recuerdo tanto en calidad de escritor y poeta como de flamenco, así como de persona valiente y comprometida, cuya enérgica lucha por las libertades y su crítica contundente a las injusticias, a la mediocridad del poder y sus corruptelas, son una modélica e inalterable referencia moral en los tiempos pasados y en los no menos oscuros de ahora. Amó al flamenco con pasión y también con sabiduría. Su Archivo del cante flamenco, un trabajo discográfico publicado en 1968, se ha convertido con los años en un documento imprescindible. Para mí, un amigo muy querido y un maestro, con una dignidad ejemplar ante el arte y ante la vida.
P. Usted también es poeta. Sus magnífico libro Viajes de la eternidad salió en 2015. ¿Le sigue dando a los versos? ¿Para cuándo el siguiente poemario?
R. Claro que sí, la poesía es mi lenguaje y mi mirada pasa por el filtro de la poesía. Es posible que no tarde mucho tiempo en ver la luz un nuevo libro. Sin que sirva de amenaza, por supuesto.
P. Siempre insiste en sus artículos sobre el carácter esencialmente mutante del flamenco. ¿Cómo describiría su situación ahora?
R. Siempre digo que el flamenco, que ahora atraviesa un brillante ciclo de creatividad, es una vieja tradición en continuo proceso evolutivo. En la actualidad, y a lo largo de mi ya dilatada experiencia, he podido observar que se presenta como un arte vivo, abierto y dinámico que absorbe múltiples influencias, las transforma, las lleva a su terreno y establece nuevos espacios imaginativos. El flamenco se expone hoy en varios niveles, donde encuentran cabida numerosas y diferentes formas expresivas. La diversidad es uno de sus signos, y esa cualidad lo enriquece.
P. Lo que sí parece que ha cambiado mucho es el perfil de los artistas. Las últimas generaciones se han formado en universidades, conservatorios… Nada que ver con, por ejemplo, Camarón, Agujetas… ¿Cómo cambia dicha circunstancia la expresión de este arte?
R. Sí, es un reflejo de su propio desarrollo. El hecho de que los flamencos jóvenes acudan a las universidades y conservatorios no cambia esencialmente la expresión de este arte; simplemente, la enriquece.
P. ¿Y la relación de España con el flamenco? ¿Vamos a mejor en cuanto a la valoración de una expresión tan genuinamente propia?
R. "Pienso que el flamenco es una música muy rica, es de las cuatro o cinco músicas más importantes del mundo, y no soy nada chovinista diciendo esto. El flamenco es una música de una fuerza emocional, de una abundancia melódica y rítmica, y de una personalidad tan grande, que no necesita de otras músicas. Hay mucha expresividad en el flamenco, muchos caminos por donde tirar". Esto no lo digo yo, lo decía, en una entrevista que le hice, alguien que viajaba ofreciendo conciertos por los escenarios del mundo: Paco de Lucía. No sé si en este país somos conscientes del contenido de estas afirmaciones.
P. Una vida entregada a la divulgación flamenca, estudiándolo y viviéndolo en sus propias carnes. ¿Cómo ha condicionado este su manera de mirar el mundo? ¿Qué lecciones éticas y estéticas brinda al flamenco a quien lo cultiva?
R. El arte y la cultura son puertas que se abren para la libertad, para el desarrollo interno y para el conocimiento. Seguramente para hacernos, también, mejores personas.