Visceral puesta en escena del Julio César de Rigola. Foto: Serena Pea

"¿Vivimos en una verdadera democracia? Si somos conscientes de que no vivimos en una verdadera democracia, ¿por qué no hacemos nada? Si los entramados de una falsa democracia vienen bloqueados por lobbies económicos, ¿cómo nos podemos defender? Si de la poca gente que lee, la mayoría prefiere un libro de mala ficción con emociones azucaradas a un tratado de filosofía, ¿cómo podemos pedir que en política la sociedad no reaccione de la misma forma?" Álex Rigola inunda de preguntas el visceral Julio César que este viernes, 10, presenta en el Teatro Central de Sevilla tras su estreno, el 6 de julio del año pasado, en el Teatro Romano de Verona. Producido por el Teatro Stabile del Veneto y en colaboración con el Instituto Italiano de Cultura, Rigola pone en manos de una mujer, Maria Grazia Mandruzzato, el papel de Julio César mientras que Michele Riondino, un actor conocido también en el cine y la televisión, será el noble Marco Antonio.



Rigola, ex director de la Bienal de Teatro de Venecia y actual director de los Teatros del Canal de Madrid, utiliza las palabras del bardo de Stratford para increpar a la sociedad por su indiferencia ante algunos hechos que remueven las conciencias. "¿Quién hace más daño, los lobos o esos corderos dispuestos a dejarse llevar? Qué hacemos con nuestro lobo? ¿Tiene solución? Bienvenidos una vez más a la contradicción humana. Mientras reflexionamos sobre esto, dejemos morir unos cuantos niños más en las playas de Lesbos." Bruto, Casio y los demás conjurados ignoran qué consecuencias traerán sus acciones... En el drama que plantea el director no hay héroes sino hombres porque en Julio César no existen certezas ni valores absolutos. En su impactante puesta en escena todo transcurre vertiginosamente. Los mitos surgen y desaparecen una y otra vez. La pregunta final es: "¿Puede una democracia ser hija de la sangre?".



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