Christina Scheppelmann

Llegó en 2015 al Liceo para sustituir a Matabosch. Su principales obsesiones son la calidad artística y estar muy atenta a las sugerencias de los incondicionales del teatro.



Pregunta.- ¿Qué propósitos hay detrás de la nueva programación?

Respuesta.- Aquí hay que ofrecer algo que es primordial en la historia del Liceo: las grandes voces y las grandes óperas de repertorio. Me hubiera gustado equilibrar esto con un título contemporáneo pero no ha sido posible, y lo siento.



P.- Hay mucha ópera en versión concierto. ¿A qué se debe?

R.- A una simple cuestión de oportunismo, en el mejor sentido de la palabra. Christie estaba de gira y había que aprovechar para que hiciera Ariodante. Que una figura como él no hubiera estado en el Liceo había que solucionarlo. Lo mismo ha sucedido con Spinosi, que tanto éxito tuvo con Serse. Y Sondra Radvanovsky, que tiene muchos fans en Barcelona, quería cantar Poliuto, así que teníamos que propiciarlo.



P.- Y Jonas Kaufmann vuelve al Liceo para cantar Andrea Chénier...

R.- Es fantástico contar con él, y no para un recital sino para cantar en tres funciones escenificadas de ópera. Creo que un hecho así es muy importante no sólo para el Liceo sino para el nivel lírico de todo el país. Además, es una ópera que es gozo para un tenor y que triunfó en el Covent Garden: una gran producción ideada por David McVicar.



P.- ¿Tienen previsto continuar con el Liceo a la fresca?

R.- Sí, este año saldremos a las calles con Manon Lescaut y esperamos seguir ampliando el número de ciudades en las que la retransmitiremos. Para nosotros es fundamental demostrar que ver una ópera es algo muy normal. Y hacerlo en verano, con una copa de vino, un placer.



@albertoojeda77