Faraónico comienzo de la 65 edición del Festival de Mérida con Sansón y Dalila, el título de Saint-Saëns que el próximo jueves llega al Teatro Romano de la localidad extremeña con Paco Azorín como auténtico maestro de ceremonias. Más de 400 personas –entre figurantes, cantantes, bailarines, coro y orquesta– participarán en esta ópera que estará interpretada por María José Montiel, Noah Stewart, Alejandro Roy, David Menéndez, Simón Orfila y Damián del Castillo y que tendrá en el foso a la Orquesta de Extremadura.

"La respuesta a unos momentos complejos es un género complejo como la ópera. Debía estar presente en Mérida". P. Azorín

En estos momentos no hay nada mejor para Azorín que la ópera. De hecho, tras las cuatro funciones de este Sansón y Dalila saldrá disparado para preparar el estreno, el 5 de agosto, de una Traviata en Peralada. “Creía que la ópera tenía que estar presente en Mérida a través de un título especial. Creo que el de Saint-Saëns todo el mundo lo conoce por su carácter mítico. Nos encontramos ante un relato de amor y odio con un final apoteósico”, explica a El Cultural Azorín, que aún recuerda otro final apoteósico en el certamen de 2014 con la Salomé de Richard Strauss. De hecho, puede decirse que este Sansón y Dalila surge al calor de la ópera protagonizada por Gun-Brit Barkmin, Ángeles Blancas y Tómas Tómasson. “La obra nos habla de la violencia y la cronificación de la guerra –añade el director–. Trabajamos en lo que en la tragedia se llama ‘deuda de sangre’. En definitiva, en esos personajes que nada más nacer ya odian a un pueblo vecino sin saber muy bien por qué. Ese sentimiento está instalado en el ADN antes incluso de tener uso de razón. Eso también pasa en nuestros días”.

De Israel a Weimar

Sansón y Dalila es una ópera en tres actos de ambientación bíblica (Israel, en torno al 1.100 a. C.). Está basada en el Libro de los Jueces del Antiguo Testamento y narra el conflicto interior de Sansón, que se debate entre el pueblo hebreo y el amor a la filistea Dalila. La ópera, con libreto de Ferdinand Lemaire, encontró no pocas dificultades para ser estrenada debido a su temática pero subió por primera vez a un escenario en Weimar en 1877. Las características del relato, con la destrucción final del templo por su fuerza descomunal, no podían pasar desapercibidas para Hollywood, que hizo una versión en 1949 con Hedy Lamarr y Victor Mature dirigidos por Cecil B. DeMille.

Escena de 'Sansón y Dalila' en el Teatro Romano de Mérida

Para Azorín, que firmó en la edición del año pasado la escenografía de Filoctetes, será “inolvidable” gracias a una planificación que se parece más a la apertura de unos Juegos Olímpicos que a una ópera. Cada persona que esté sobre el escenario tendrá una zona, un número y un responsable: “Quería que el pueblo de Extremadura se diera cita en su teatro y en su festival, que fuera coprotagonista de la pieza. Los numerosos participantes le dan el auténtico sentido al montaje”.



No oculta Paco Azorín su desbordada pasión por la lírica. Aún resuenan en el Campoamor de Oviedo los acordes de Jesús Muñiz en la versión de Fuenteovejuna a la que puso escenografía. La Maruxa de Amadeo Vives también llegó de su mano al Teatro de la Zarzuela el pasado año. “Tengo proyectos hasta 2023. La ópera es un género maravilloso. En un momento en el que vivimos situaciones complejas la respuesta son géneros complejos”.

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