Con Fantochines, ópera corta de Conrado del Campo y Tomás Borrás, la Fundación March puso el listón muy alto en su política de descubrimiento de gemas olvidadas de nuestro mundo lírico. La obrita había visto la luz en el mismo recinto años atrás, pero se incluyó en la moderna política de programación de la entidad, en este caso con la fundamental colaboración del Teatro de la Zarzuela. Se abren ahora las puertas a otro fruto nacido de la inspiración de don Conrado, la inacabada El pájaro de dos colores, que también contó con la asistencia literaria de Tomás Borrás.
De esta manera se podrá degustar una jugosa narración, que afronta un asunto de carácter simbolista, de los que se llevaban por aquellos años y que se sitúa en El país de las alegorías, mezcla de selva, circo y bar americano, en donde se reúnen tres extraños personajes descritos sucintamente en las sabias notas al programa de Jorge Fernández Guerra: Don Tigre, “un marcial caballero que persigue el amor idealizado y trata de liberar al Pájaro”, y El Mono, “que lo transforma en una mujer moderna y terrenal”. A pesar de los impedimentos, el amor acabará triunfando a su manera.
El lenguaje, tan puntilloso y bien trabajado de Del Campo, y su chisposa instrumentación podrán quedar bien recogidos en la versión completada por Miquel Ortega, que dirigirá además a un grupo de cámara de la JONDE. Las cuatro funciones –6, 8, 11 y 12 de enero– contarán con las estupendas voces de la soprano Sonia de Munck, los barítonos Gerardo Bullón y Borja Quiza, y el actor y bailarín Aarón Martín. La batuta escénica la maneja Rita Cosentino sobre escenografía de Carmen Castañón. Los figurines son de Gabriela Salaverri.