Image: El circo de Bartabas

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Teatro

El circo de Bartabas

Teatro Zingaro reúne a músicos hindúes y caballos en "Loungta, los caballos del viento"

13 mayo, 2004 02:00

Zingaro se distingue por la doma de caballos y de otros animales

Entre los espectáculos que esta semana ofrece el Fórum de Barcelona destaca por su belleza y magia el que presentan Bartabas y su Teatro Zíngaro: Loungta, los caballos del viento. A partir del 18 en la Carpa del Complejo Deportivo.

Olor a incienso. Como banda sonora, de fondo, un mantra tibetano. Y, en el escenario, un rito que parece querer conjurar a los buenos espíritus. Al principio no hay caballos. Sólo la música, la luz y el olor... un ambiente denso, pesado, de trance, que parece querer llevar al espectador hacia un estado de hipnosis estética. Luego aparecerá la bella estampa de los caballos -unos 30- que probarán la fuerza de su baile: a veces libre y salvaje, otras de un dominio asombroso; a veces, hecho de piruetas y otras, de increíbles giros. También se pasearán por el círculo de arena un burro e, incluso, una manada de ocas. Y, entre todos ellos, aparecerá Bartabas, un hombre que sabe escuchar a sus caballos, que es capaz de conseguir que jinete y cabalgadura lleguen a compenetrarse de tal manera que parezcan tan sólo uno sobre el escenario.

Circo ecuestre
Esa ha sido siempre una de las señas de identidad del Teatro Zingaro, una de las grandes compañías de la escena francesa, un grupo de caballos, jinetes, acróbatas, bailarines y músicos que, a partir del 18 de mayo y hasta el 4 de junio, dentro de la programación del Fórum Universal de las Culturas 2004, se instalará con Loungta, los caballos del viento, su último espectáculo, en la playa de la Mar Bella de Barcelona. El nuevo espectáculo de Zingaro copia el nombre de esos estandartes cosidos con la fe y la poesía que los tibetanos hacen ondear en sus lugares más sagrados para conjurar la suerte y la felicidad. Y es que en Loungta, Bartabas también pone a sus caballos a bailar al viento. Precisamente, al viento del budismo.

Bartabas, alma nómada que viaja a bordo de una caravana con espíritu sibarita, dejó aparcado hace unos veranos su vehículo en París para marcharse al norte de la India, a un recóndito monasterio habitado por una congregación de lamas que, como muchos otros, habían tenido que huir del Tíbet. Allí, en Gyuto, Bartabas aprendió los ritos del budismo, se impregnó de su estética y de su música y se dejó contagiar por su espíritu. Con esos elementos y con la ayuda de una decena de monjes de ese monasterio que ahora viajan con Zingaro por el mundo, Bartabas inventó la esencia de Loungta, un espectáculo que parece beber de la eterna lucha entre el bien y el mal, entre los espíritus del pasado y los del futuro, entre la identidad y la globalización.

"La vida es aprendizaje continuo", afirma este creador de imágenes fascinantes para quien los caballos no son tan sólo su pasión y su vida sino también el instrumento a través del que vehicula su arte. "El budismo y el chamanismo son las únicas religiones que tienen en cuenta al animal", reflexiona Bartabas, "el hombre es el único animal que sabe que va a morir y por eso inventa la religión y el arte". Y continúa: "Los hombres estamos perdiendo nuestros instintos: cuanto más sabemos, menos sentimos". Y contra eso luchan los espectáculos de Zingaro: "El arte ecuestre es un arte mayor, porque con un caballo puedes explicar todas las emociones de un ser humano", explica Bartabas, "los caballos son como un espejo. Te devuelven lo que tú eres capaz de darles. Si uno es violento crea con ellos una relación de violencia y sumisión; si les das amor, te responden con amor".

Y algo parecido ocurre también con el público. "Cada espectador verá en Loungta aquello que quiera ver. Hay quien incluso me ha comparado este espectáculo con Mulholand Drive de David Lynch porque lo entienden como una serie de flashbacks sobre la historia de Zingaro", reconoce Bartabas, a quien tampoco le importa hablar de su propia vida y aceptar que la evolución de Zingaro "es también mi evolución personal". "Hay dos tipos de creadores", afirma este caballero con caballo, "aquellos que reproducen los esquemas que les han llevado hacia el éxito y quienes se escuchan y se preguntan para crear algo nuevo". Y por si alguien tenía dudas de en qué categoría se inscribe Zingaro, Bartabas apostilla: "Nosotros, cuando hacemos un espectáculo nuevo es porque tenemos algo nuevo que decir". Y en Loungta, sin ninguna duda, lo demuestran.