Al actor estadounidense en una escena de la obra

"Para interpretar a Ricardo III hay que ir a lugares que no deseas visitar, desenterrar toda la mierda. Luego, tener la valentía de compartirla", dice Spacey.

Como El Cultural escribió en su día, 380.000 euros pagó el Teatro Español de Madrid por programar once funciones de "The Bridge Project": El jardín de los cerezos y Cuento de invierno. Cuando se le pregunta a Natalio Grueso, director del Centro Niemeyer de Avilés que participa como coproductor del Ricardo III (dirigido por Sam Mendes y protagonizado por Kevin Spacey), a qué cantidad asciende la participación en el proyecto, Grueso esgrime razones de estricta confidencialidad para evitar dar una cifra exacta. Como todo en esta vida, la entrada al paraíso (en este caso al maquiavélico universo del mal) se compra con dinero. No se sabe cuánto ha costado exhibir el trabajo de Mendes y Spacey (que se verá en el Palacio Valdés de Avilés del 28 de septiembre al 1 de octubre), pero lo que sí es seguro es la ambiciosa gestión de Grueso en el Niemeyer. "Nuestra intención", explica, "es introducir Avilés en los circuitos internacionales de teatro y convertir la ciudad en un referente para la creación contemporánea. El hecho de participar como coproductor nos ha permitido exhibir el espectáculo en Asturias. Hemos conseguido que, junto a Londres, Epidauro y Estambul, Avilés sea una de las estaciones europeas de la gira", explica Grueso.



La presencia de Mendes y Spacey en Asturias ha generado una gran expectación: las 4.000 entradas se agotaron en seis horas y muchas de ellas fueron adquiridas por espectadores extranjeros. Pero la colaboración del Niemeyer con "The Bridge Project" va más allá de la cuota de prestigio internacional: "coproducimos con The Old Vic Tunnels (el Old Vic adquirió los subterráneos de la antigua estación de Waterloo y convirtió sus túneles en locations para performances y otros eventos artísticos) los espectáculos más controvertidos de la escena británica. Uno de ellos, Cart Macabre, se exhibirá del 26 al 30 de septiembre en la cúpula del Niemeyer", concluye el director del centro. Asimismo, organiza una serie de actividades educativas para estudiantes de cine y teatro impartidas por Mendes y Spacey. Ojalá este intercambio dé sus frutos y el eje Madrid-Barcelona se amplíe a otras ciudades de España.



Según Mendes, "Ricardo III es una obra sobre el poder. Se trata de uno de los mejores retratos de un dictador de nuestra época. Es increíble que todavía aparezcan personajes en la portada de los periódicos (Gadafi, por ejemplo) que encajan perfectamente con el análisis que Shakespeare hizo hace 400 años. Ponerla en escena con una compañía internacional te permite separarte de los aspectos genuinamente ingleses y hacer de ella una pieza más global, un verdadero estudio sobre la dictadura".



Nacido para ser Ricardo III.

Cuando al director inglés afincado en Nueva York le preguntaron por qué había elegido a Spacey, Mendes contestó: "siempre he pensado que es un actor brillante que nació para interpretar a Ricardo III. Quería que Kevin volviese a indagar en su parte más oscura". A lo que el actor americano afincado en Londres replicó: "para interpretar este papel hay que ir a lugares que no deseas visitar, reflexionar sobre las cosas de tu vida de las que te arrepientes, y desenterrar toda la mierda. Luego tienes que tener la valentía de compartirlo con el público y decir: aquí me tenéis, no tengo nada que esconder, este soy yo". Este es el Ricardo III de Kevin Spacey, el actor que dejó el alcohol y el tabaco ("lo dejé todo para dedicarme en cuerpo y alma") para interpretar al personaje de Shakespeare.