Escena de Lástima que sea una puta



Es una gran noticia que la compañía de Declan Donnellan y Nick Ormerod, Cheeck by Jowl, vuelva a Madrid. Posiblemente sea la formación inglesa más conocida en nuestro país, porque posiblemente sea la que más viaja fuera del suyo. Desde que pisó la ciudad por primera vez, con Rey Lear, en el Festival de Otoño de 2002, Cheek by Jowl ha sido una fiesta para los aficionados. En los últimos años se han asentado en las Naves del Matadero, a la que vuelven del 11 al 21 de abril con la tragedia jacobina de John Ford, Lástima que sea una puta. Es un drama violento y sangriento en el que se nos cuenta el descenso a los infiernos de dos hermanos que mantienen una relación incestuosa. La moral, la religión y la corrupción se entrelazan en esta elegante puesta en escena para hacer de un texto de más de 400 años un impactante y controvertido juego teatral en el que destaca el trabajo apasionado y audaz del elenco de actores.



Hace más de treinta años que Declan Donnellan y Nick Ormerod fundaron Cheeck by Jowl. El manifiesto de la compañía consistía en re-examinar los textos clásicos, evitando puestas en escena y escenografías conceptuales, para poner el énfasis en el trabajo del actor. La primera producción en salir de gira fue La aldeana (The Country Wife) de Wycherley, que se presentó en el Festival de Edimburgo. Al poco tiempo la compañía empezó a recibir ofertas oficiales de gira por el extranjero y producciones como La feria de las vanidades y Pericles viajaron a los Festivales de Almagro, Valladolid y Jerusalén en 1984. Estas obras fueron muy bien recibidas en el londinense espacio Donmar Warehouse, con el que iniciaron una larga y fructífera colaboración. Con esa primera temporada en Londres, la agrupación se hizo en 1986 con el premio Olivier a la Mejor Nueva Compañía.



Y a partir de aquí la formación comenzó a expandirse con fuerza y en menos de diez años consiguieron mostrar más de dieciocho producciones en los cinco continentes. En 1990, The Independent subrayaba que "si existe alguna compañía que haya influido en el teatro británico de los años 80, esa es sin duda Cheeck by Jowl". City Limits describía a Donnellan y a Ormerod como "los colaboradores más excitantes del teatro británico" y el dramaturgo David Edgar se refirió a un teatro británico de la era "post Cheeck by Jowl".