Alberto San Juan es el príncipe Hamlet
En Hamlet, Shakespeare da el papel de héroe a un hombre indeciso. Esa es una de las genialidades de esta pieza, que llega a las Naves del Español protagonizada por un elenco muy atractivo, dirigido por el inglés Will Keen y la española María Fernández Ache.
Para orquestar la venganza de Hamlet, al que da vida San Juan, Keen ha reunido un elenco con pesos pesados de la escena que merecen ser reseñados: Antonio Gil (actor curtido en los escenarios internacionales, con Brook y Complicité, al que pudimos ver recientemente en Agosto, y que aquí interpreta varios personajes además de ser el responsable del movimiento); el sólido y solvente Pedro Casablanc (es el fraticida monarca Claudio, antagonista de Hamlet); la desconocida Yolanda Vázquez (actriz de origen gaditano que se estrena como intérprete en castellano en el papel de Gertrudis, la madre de Hamlet; ha desarrollado toda su carrera en Londres, sobre todo en la Royal Shakespeare Company); el actor y también director y autor de origen argentino Pablo Messiez (Horacio); la televisiva Ana Villa (en el papel de Ofelia), y actores tan populares como Secun de la Rosa (varios personajes), Javivi (Polonio) y Pau Roca (Laertes). La familia parece bien avenida y tiene su química.
En verso blanco
La producción se fundamenta en una traducción y versión de Martínez Ache, que presume de fidelidad máxima al original: "He intentado mantener la rima del texto, escrito en pentámetro yámbico. Al traducirlo al castellano he alternado versos que van de once a 16 sílabas. Otro de los aspectos que me he propuesto ha sido el de contener los pensamientos que Shakespeare desfila en cada verso y su secuencia en sus correspondientes en castellano". San Juan parece entusiasmado con esta experiencia: "Hasta este espectáculo era bastante analfabeto con el verso, pero he descubierto que aunque parezca una forma artificial de hablar, es la que más se parece a cómo se suceden nuestros pensamientos. En este sentido, la prosa es más artificial que el verso".Respecto al trabajo de dirección, explica Keen que la obra se inscribe en el género de las tragedias de venganza, tan de moda en el teatro isabelino. "El público de entonces, al igual que nosotros, era sensacionalista y amante del gore. Pero la gran genialidad de Shakespeare fue que para su obra más taquillera adjudicó el papel de héroe a un hombre que es totalmente inapropiado para él. Mientras el público pide a Hamlet que trocee a sus enemigos, éste responde: ‘Un momento, hay un par de consideraciones de orden filosófico que quisiera resolver antes'. En realidad, la venganza es el marco que le permite a Shakespeare abordar el tema de la responsabilidad de nuestros actos, de la intencionalidad y de la identidad, asuntos que siguen concerniéndonos". Y añade San Juan al respecto: "Yo encuentro otra conexión con nuestro tiempo. La obra comienza en una corte que representa un mundo medieval que se acaba frente al mundo desconocido que está por llegar. Es decir, que se desarrolla en un momento de tránsito, lo que se corresponde perfectamente con el hoy que vive la humanidad".
En los ensayos, Keen ha llevado a los actores por la senda de lo imprevisible: "Aunque haya un texto que se lo anticipa, el actor tiene la responsabilidad cuando interpreta un personaje de no saber qué va a ocurrir, cómo se comportará Hamlet cuando un fantasma, en el que no cree, le visite por las noches, o cuando deba empuñar la daga para asesinar... El teatro es una forma colectiva que sucede en el momento y, por eso, es esencial que el actor escuche a su alrededor, esté alerta, presente y vivo". Keen ha interpretado profesionalmente dos veces a Hamlet, y también a Gertrudis, pero insiste en que no se siente encarcelado por su experiencia. "El peligro del personaje de Shakespeare es que constantemente está cambiando de perspectiva, por eso es tan real, lo sentimos muy contemporáneo. Hamlet es una obra con múltiples lecturas, plantea preguntas".