El río en llamas, obra dirigida por Miguel Morillo que podrá verse en la Sala Montacargas. Foto: Carlos Bandrés

La Comunidad de Madrid se vuelca con la creación alternativa. Un total de 93 estrenos figuran en el cartel de la primera edición de la muestra Surge Madrid, que ha colocado bajo una lente de aumento la pujanza y diversidad del circuito escénico madrileño.

La expansión del universo de pequeñas salas alternativas en Madrid era ya un fenómeno de tal calado que no podía permanecer ninguneado por la Administración pública. Este circuito ha empezado a acuñar una marca visible, que quizá en los próximos años opere como eficaz reclamo de una ciudad que padece un acentuado bajón en sus visitas turísticas. Hay agencias, de hecho, que organizan en sus paquetes de viajes a Nueva York recorridos por los espacios del Off-Off de Broadway. El dato lo pone sobre la mesa Natalia Ortega, comisaria de Surge Madrid junto a Alberto García, hombre formado en la danza aunque con su compañía actual, El Curro DT, funde diversas disciplinas escénicas.



Los dos fueron citados en los despachos de la Comunidad de Madrid en septiembre del año pasado. Sus responsables culturales habían tomado al fin conciencia de la necesidad de arropar a un gremio a la intemperie. "Nos dieron carta blanca para hacer lo que quisiéramos. Estuvimos dándole muchas vueltas al proyecto que les íbamos a presentar y al final optamos por el modelo de muestra", explica a El Cultural Ortega, que hasta el año pasado codirigía la Sala Triángulo y hoy ocupa la gerencia de la Coordinadora Madrileña de Salas Alternativas.



Su propuesta, que cuenta con un presupuesto de 460.000 euros, elude el esquema canónico de festival. De hecho, ellos se autodenominan comisarios, no directores artísticos. Con esa distinción quieren dejar claro que no han impuesto ni a las compañías ni a las salas unos determinados montajes. Lo único que les exigían era que las formaciones tuvieran su residencia en Madrid y que al menos hicieran tres funciones de cada espectáculo. La respuesta a su invitación fue entusiasta: serán 444 funciones en total las que se representen (93 estrenos absolutos), en 31 salas, entre el 7 y el 31 mayo.



Pueden parecer unas cifras desmesuradas, inabarcables para el público y sin un hilo conductor que les dote de coherencia. Natalia Ortega justifica los motivos del aluvión: "Como muestra, lo que queremos es colocar el foco sobre una realidad que vive cada día la ciudad, sin modificar su curso natural. Lo bueno de Surge Madrid es que muchas personas todavía ajenas a este boom lo conocerán gracias a una promoción de la que normalmente carecen estos espacios". Por tanto en el programa convive una amalgama muy heterogénea de nombres consagrados con otros que van haciéndose hueco en la cartelera. Entre los primeros topamos con Sanchis Sinisterra, que dirige en La Corsetería (sede de su Nuevo Teatro Fronterizo) Mujeres de papel: Lolita y Lady Chatterley. La obra de Antonio Sansano y Roberto Santiago constituye un homenaje de ambos personajes literarios, iconos de la feminidad enfrentada al pudor biempensante. O con Juan Pastor y su hija María, que en la Guindalera resucitarán a la poeta estadounidense Emily Dickinson en La bella de Amherst . En el segundo pelotón, la lista es inabordable por su apabullante diversidad. Figuran Los hedonistas, el Colectivo Kong, Sudhum Teatro, Omos Uno, Kendosan Producciones, Carne Viva...



Ana Isabel Mariño, consejera de Cultura de la Comunidad de Madrid, equipara este estallido creativo con la Movida madrileña. Salvando las distancias (entre otras muchas, en los 80 fue la música la que estuvo en la vanguardia), el paralelismo tiene su fundamento. La efervescencia en el panorama underground se abre paso por cada resquicio, con unos recursos muy justos pero con un idealismo desbocado. Y el acercamiento desde su negociado al Off madrileño remite al padrinazgo ejercido por los socialistas sobre los artistas ochenteros (salvando nuevamente las obvias distancias). La alianza podría podría impulsar una fructífera inercia. Aunque de momento sólo está garantizada esta primera edición, en la que sus organizadores han fijado un precio único por espectáculo: 12 euros (no hay ningún tipo de abono). Las ayudas a las salas oscilan entre 1.500 y 300 euros, dependiendo de su dimensión. "Se paga el día del estreno", advierte Natalia Ortega, que confía que el camino ahora emprendido no lo trunquen los vaivenes políticos, tan mortíferos para la cultura.



Así ha sucedido con La Alternativa o Escena Contemporánea. Este último festival cayó en combate en enero, tras 13 ediciones agitando las tablas madrileñas con las dramaturgias más experimentales. Algunos han visto en el nacimiento de Surge Madrid un intento apresurado de cubrir el boquete abierto en la cartelera. Pero Natalia Ortega lo desmiente: "Representan conceptos opuestos. Escena Contemporánea importaba montajes de fuera para darlos a conocer en Madrid, nosotros en cambio lo que intentamos es proyectar la creación madrileña".



Con ese objetivo se ha ideado la sección Ventana del Teatro, coordinada por Darío Facal, que traerá hasta Madrid a programadores internacionales para tomar contacto con producciones manufacturadas en la comunidad madrileña. Facal adelanta a El Cultural que han confirmado su asistencia responsables de los festivales de Edimburgo, del Israel Festival, del Under the Radar (EE.UU.), del Drama Festival de Budapest, del Oslo International Theatre... Una comisión ha escogido 19 trabajos de los que se harán pases privados para estos ojeadores. En ese ramillete resaltan Miguel del Arco, Ron Lalá, Asier Etxeandia, Peris-Mencheta, Pérez de la Fuente, Sanchis Sinisterra... "El único criterio que hemos seguido para seleccionarlos es que tuvieran un sello personal y una trayectoria asentada". Ojalá esta oportunidad les catapulte fuera de España y sigan la estela de nuestros creadores escénicos más cosmopolitas: Angélica Liddell, Rodrigo García, Álex Rigola...