Xavo Giménez y Tony Agustí, minimalistas en Penev. Foto: L.T.C.
Una obra de fútbol para los que odian el teatro y una obra de teatro para los que odian el fútbol. Así presenta el autor y director valenciano Xavo Giménez Penev, el montaje que llega el jueves, 21, a la sala Cuarta Pared como homenaje al jugador búlgaro que durante los años noventa dejó su impronta en equipos como el Valencia, el Atlético de Madrid y el Celta de Vigo. "Mucha gente habla del fútbol como una terapia de desfogue y donde las frustraciones se elevan a la altura de los cantos de los hinchas", explica Giménez. "El teatro no es menos para mí. Me permite jugar y ganar. Penev habla de mi madre y de los armarios con recuerdos que un día se olvidan y no vuelven". En la obra un elemento importante son las tiendas de segunda mano, un lugar en el que transcurre la mayor parte de la acción. "Cada vez hay más gente que vende su pasado en masa. Esos sitios están repletos de objetos que han sido importantes y que ya dejaron de ser útiles. Por otro lado, tampoco son cementerios. Diría que son casas de adopción. He intentado que en la obra se respire la angustia y la esperanza. La rabia y la esperanza. La risa y la esperanza... Penev es una obra de personas usadas, de segunda mano".El otro palo de este montaje es Tony Agustí, que interpreta y dirige junto a Giménez un espectáculo que arranca con un intercambio de cromos y en el que se mezclan tramas, feedbacks, personajes y niveles narrativos. Los recuerdos van armando y estructurando el montaje. Por eso conecta con un público que se muestra inmediatamente identificado con la situación, con las sensaciones y con las imágenes de una época. "Cada vez más el teatro se está convirtiendo en un juego", matiza el autor. "Es la única manera de que el espectador se sienta integrante de la partida y que ‘toque' el balón con nosotros. Hay varias claves que se van despejando a lo largo del partido hasta llegar a un final que resulta ser un gol en el último minuto y con la mano. Como el de Diego..." Teatro y fútbol se mezclan así para convertir Penev en un cruce de caminos en el que se trenzan ambos mundos. Los géneros se disuelven a través de sus muchas similitudes y de algunas diferencias, en disciplinas que comparten tanto las glorias como las tragedias que son expresión del espíritu humano: "El fútbol me parece uno de los deportes más complejos que existen y por eso lo cuido tanto. No puedo ver un partido en un bar o en una grada donde la gente simplifica el comportamiento de los jugadores. Me asombran las similitudes con el teatro. Cuesta mucho poner en pie una producción. Ni me imagino lo que debe costar llegar a jugar en un equipo de primera. Es un sueño para elegidos. Lo apunto en la obra. En el fútbol, si un jugador es malo no tiene futuro. En el teatro o el cine si un actor es malo... le dan un papel". Xavo Giménez remata sus palabras como una pelota danto tumbos por el césped y con el ruido del escenario resonando en las butacas.