Ensayos de la ópera Leviatán, firmada por Oliver Rappoport. Foto: Rubén Vejabalbán

Xavier Güell despliega un nuevo año su inventiva en Operadhoy. Los Teatros del Canal acogen el estreno de tres obras: 0.997 de Alberto Bernal, A campo abierto de Irene Galindo Quero y Leviatán de Oliver Rappoport. Ambición y entusiasmo para renovar el género lírico.

Fiel a su cita de cada año, recala en los Teatros del Canal la minitemporada de Operadhoy, que de manera tan esforzada y provechosa prepara el entusiasta Xavier Güell, siempre a la última, buen adalid de las nuevas formas de expresión musical, con el que colabora la eficaz y dispuesta Rebeca Largo. Juntos se enfrentan a proyectos de indudable interés, aunque no en todos los casos magistrales.



Las nuevas citas (días 10, 12 y 14) se concentran y concretan en un pequeño ciclo de tres obras bajo el título Sinergias y suponen el estreno absoluto de tres creaciones originales debidas a otros tantos equipos, constituidos por los compositores, directores e intérpretes, metidos todos ellos en un trabajo que ha de permitir un fructuoso diálogo interdisciplinar. Con ello, afirman, se pretende "incentivar un ecosistema de imágenes, acciones y palabras que constituye el verdadero núcleo y origen de aquello que una vez se llamó ópera, tratando así de generar una ópera de hoy".



De este modo se persigue evidentemente posibilitar vínculos que den lugar a nuevas formas de concebir los discursos escénico-musicales que puedan llegar a un público curioso y abierto. Es el camino para, como fundamento esencial de la iniciativa, disolver los límites entre los principales estamentos artísticos, la apertura hacia el vídeoarte y la performance, la aplicación de nuevas tecnologías y, singularmente, lograr el diálogo entre disciplinas en busca de esa quizá utópica sinergia.



El día 10 abrirá el fuego 0.997, "Acción sonora para corredor de fondo, ensemble de saxofones y vídeo en tiempo real", con música de Alberto Bernal (Madrid, 1978), artista arrostrado, imaginativo y fantasioso, de amplia experiencia y sólida formación adquirida en parte en Alemania. Actualmente es profesor de Análisis y Técnicas de Composición en el Conservatorio Superior de Música de Aragón. La dirección de escena y la videocreación se deben a Àlex Serrano (Barcelona, 1974), uno de nuestros más avanzados artífices en materia de comunicación. Ferrán Dordal es el autor de la dramaturgia. La responsabilidad musical corre a cargo del conjunto de saxofones Sigma Project, con el solvente Andrés Gomis al frente. La idea se edifica en torno a la acción de correr, que deviene en símbolo de resistencia y negación al orden social y económico establecido.



A campo abierto es el título de la obra siguiente, con pentagramas y texto de Irene Galindo Quero (Granada, 1985), alumna de Guajardo y del Musikhoschule de Freiburg y experta en aventuras lingüísticas, que parte de algunos textos de Max Aub como Manuscrito cuervo y Campo abierto. El protagonista es el pájaro Jacobo, que observa el comportamiento humano. Se mezclan lo racional y lo absurdo en un espacio suspendido entre el recuerdo y la historia. Andrea Díaz Reboredo (Madrid, 1989) es la responsable de la escena y Blanca Paloma, Ana María Serpa y Dace Sloka los de la escenografía y vestuario. Son numerosos los participantes en la parcela sonora, en la que aparecen el cuarteto de guitarras ALEPH, el Smash Ensemble, el barítono Jesús García Aréjula, el contratenor Jordi Dome- nech y el tenor Gerardo López. George Jackson tiene encomendada la dirección musical.



El tercer compositor en liza es Oliver Rappoport (Málaga, 1980), discípulo de, entre otros, Lachenmann y Charles, y conectado con Sotelo y Lindbergh. Muy activo en los últimos años en diversos campos y muy premiado. Dirige el SONARTEnsemble. Su obra es Leviatán, "Inmersión escénica (danza, música, electrónica y vídeo)", que lleva al escenario Rubén Vejabalbán (Madrid, 1975), con dramaturgia de los músicos y el regista. Tania Garrido baila, Vicent Minguet toca el saxo, Naüm Monterde los clarinetes y Núria Andorrà se ocupa de la percusión. El espectáculo se define como "una experiencia sensorial inmersiva en la que el espectador desciende a la sima marina para encontrarse con la violencia metafísica que mantiene al ser humano atrapado entre el monstruo y la divinidad". Verdaderamente ambicioso.