Pastora Vega, Concha Delgado, María Galiana y Lolita en La asamblea de las mujeres. Foto: Jero Morales.
El Juan Echanove director toma el testigo en el Teatro Romano de Mérida este miércoles (29). Allí estrena su versión de La asamblea de las mujeres de Aristófanes, en la que prepondera un sentido lúdico del teatro, sin renunciar, eso sí, a clavar el aguijón del comediógrafo heleno sobre los desmanes contemporáneos. Lolita encabeza el reparto.
Buscó entonces un 'plan b' que desembocase en sensaciones más lúdicas y hedonistas. Esa era la premisa exigida por Echanove para arremangarse. Rastreó decenas de comedias: griegas, romanas, de nuestro Siglo de Oro, del periodo de esplendor en la Comédie Française, de la Commedia dell'Arte italiana... Un ejercicio que le permitió constatar "la ilación histórica y artística" de un género muchas veces mirado por el encima del hombro.
La bombilla se le encendió cuando llegó a Aristófanes. La asamblea de las mujeres es una de las 11 comedias que han sobrevivido de las 40 que escribió, un corpus dramatúrgico pleno de beligerante ironía que se cobró muchas víctimas, entre ellas Sócrates, al que satirizó sin piedad en Las nubes. La pieza se orquesta en torno a lo que aparentemente es una broma: las mujeres toman el control de la política ateniense a través de un sibilino 'golpe de Estado' dado en el parlamento. Una manera de rebelarse contra la incompetencia de sus representantes varones, que han hundido la Liga de Delos en la desolación (Aristófanes la remató en el 392 a.C, poco después de que Atenas sucumbiera al empuje espartano).
Es ese estado crítico el que le da coartada a Echanove para arrimar su versión a nuestros convulsos días. "Aristófanes no escribe esta obra para reivindicar a las mujeres. Él era un machista y un reaccionario, como casi todos sus coetáneos. Escribe para mofarse y lacerar a los gobernantes", advierte. Sobreentiende Echanove que el comediógrafo heleno venía a decirles algo así: hasta las mujeres son capaces de hacerlo mejor que vosotros, inútiles."Nuestra Guerra del Peloponeso es la crisis financiera, el recorte de la soberanía de los Estados y la saturación informativa"
Y por ahí va armando el paralelismo entre ambas épocas: "Vivimos bajo un trauma similar. Nuestra Guerra del Peloponeso es la crisis financiera, el recorte de la soberanía de los Estados y la saturación informativa, que hace imposible formarse una idea clara de lo que sucede. Aristófanes, si viviera, estaría metiendo el aguijón en asuntos tan desconcertantes como que la economía de Europa dependa de unos fondos de inversión controlados por cuatro jubilados de Iowa. Hoy día a mí me cuesta mucho explicarle a mi hijo qué significa la palabra democracia".
Pero no es una monserga contestataria lo que quiere endosar al público emeritense. Lo cierto es que La asamblea de las mujeres daría pie para excursos politológicos: algunos identifican este título como un precedente del ideal socialista, ya que las mujeres, cuando toman el mando, abogan por una colectivización de los bienes. Aunque Echanove no renuncia a ese trasfondo crítico y -digamos- trascendente, su intención es que la gente pase un buen rato. Sin más. "Estamos en verano, al aire libre. Toca disfrutar y yo lo que quiero es organizar una fiesta. Siempre que leía este texto creía que podía representarse como una juerga".
Son también cualidades esenciales para afianzarse sobre el intimidante escenario del Teatro Romano, convertido por Echanove en una gran elipse con forma de moneda de diez céntimos. Él lo conoce bien como actor. Allí se ha subido ya cuatro veces. "Es curioso: cuando asistes como espectador te parece un espacio gigante pero como actor, concentrado en las tablas, te parece pequeño". En su reválida como director, tras Visitando al señor Green y Conversaciones con mamá, intenta conjugar ambas perspectivas y afilar el bisturí de Aristófanes, para clavarlo, con la anestesia del humor y la música de Javier Ruibal, sobre el caos contemporáneo. "Siendo absolutamente fieles al texto podemos contar la realidad de ahora. Eso es lo que me motiva al trabajar con los clásicos. No creo en el teatro como museo ni en los espectáculos-vitrina".
@albertoojeda77