Alicia Moruno y Manuel Monteagudo en La Estrella de Sevilla. Foto: CTCS

Alfonso Zurro presenta en el Fernán Gómez su versión de La Estrella de Sevilla, un drama histórico que arremete contra el absolutismo y los caprichos del poder. El director salmantino reconoce en la obra una clara denuncia de todas las injusticias "por sofisticadas y enmascaradas que estén".

Sevilla como centro teatral y creativo de Lope de Vega. Sevilla como testigo de uno de los genios de nuestra dramaturgia universal. Esta es la filosofía con la que la Compañía de Teatro Clásico de la ciudad hispalense eligió La estrella de Sevilla, una tragedia barroca que llega el 7 de octubre al Teatro Fernán Gómez dirigida por Alfonso Zurro (Salamanca, 1953) en la que aparece como tema principal el abuso de poder pero también otros no menores como el amor, el honor, la ética individual y la venganza. No nos encontraremos a un comendador como en Fuenteovejuna. Ahora es el todopoderoso monarca -un rey absolutista y antojadizo- el que ve cuestionado su comportamiento de una manera directa y sin ambigüedades. En esta cita con el Fénix de los ingenios el mensaje es más universal. Por eso el texto salta de la injusticia real al abuso en su acepción más genérica a través de un suceso o leyenda ocurrido en el siglo XIII. El rey Sancho El Bravo entra por primera vez en Sevilla y se queda prendado de la belleza de la joven Estrella. Desde ese momento, el monarca empleará todo tipo de argucias para poseerla. Llega, incluso, a preparar un asesinato. Aunque la acción se sitúa en el siglo XIII su mensaje tendrá una clara repercusión en la época en la que fue escrita (en torno a 1630). El Rey Felipe IV y su valido el Conde-Duque Olivares visitaron Sevilla en 1624. En la obra, el protagonista también hace escala en la ciudad, siempre acompañado por su privado Don Arias. Con estos paralelismos podría apreciarse cierta intencionalidad política, mostrando al público los problemas que acosaban a la monarquía.



"El absolutismo, el abuso del poder, se puede enmascarar de muchas formas, incluso con mayorías democráticas y otras formas más sofisticadas", señala Zurro a El Cultural, conectando el argumento y las frases de Lope con la realidad que vivimos. "Los espectadores son siempre contemporáneos aunque la obra tenga cientos de años. Su propia contemporaneidad es la que les permite sentirla tan de cerca". Zurro, que presentó este verano una versión de Hamlet que estará en Madrid en abril, considera La estrella de Sevilla como una de las más atractivas de Lope: "Su lectura dramática salta en el tiempo y eso nos hizo inclinarnos por ella. Nos encontramos con sorprendentes puntadas que nos acercan más de lo que creemos a tiempos pasados".



Según el arte nuevo de hacer comedias

Pese a las dudas sobre su autoría, la obra continúa la línea lopesca de los dramas históricos sobre abusos de poder, además de considerarse ejemplar en cuanto a su construcción sobre los pilares que dicta su Arte nuevo de hacer comedias. Zurro ha llevado a cabo el proyecto mimando especialmente el texto, con una mirada especial al verso y a los 'retoques' de la adaptación: "Es muy importante conservar el cuidado en el decir y en la musicalidad que desprende de forma natural. No he querido forzarlo para no agarrotarlo y optar por la fluidez. Siempre es necesario 'tocar' cualquier pieza que proceda de esa época. Hay palabras, expresiones, labores y modas ya en desuso que nadie entendería... También repeticiones y personajes anecdóticos que están fuera de la línea dramática fundamental. Todo, pensando en el espectador de hoy para que le llegue el texto con total claridad y limpieza expositiva".



Producida por Juan Antonio Motilla y Noelia Díez, y protagonizada por Rebeca Torres, Alicia Moruno y Manuel Monteagudo en los papeles principales, esta Estrella de Sevilla cuenta con la impactante puesta en escena de Curt Allen Wilmer, que ha creado una atmósfera en la que se refuerza el mensaje de Lope. "Ha puesto en pie un espacio -explica Zurro- para 'jugar al drama' sutil y para que el espectador entre en él sin dificultad. Su propuesta pasa por esa cantidad de espacios que colocan los autores del Siglo de Oro. Al tiempo, ayuda a sacar un gran número de lecturas".



El objetivo de la Compañía de Teatro Clásico de Sevilla es acercar este repertorio a un público cada vez menos acostumbrado a los clásicos y de aglutinar a profesionales de la escena. "Acogemos a actores y directores de diferentes ámbitos y los implicamos en la dramaturgia clásica". Para Zurro, este teatro está viviendo una época dorada que con el tiempo irá a más. "Vamos recuperando el tiempo perdido y los años de olvido pero aún queda mucho por recorrer".