El reparto de El jurado encarna diversos perfiles psicológicos. Foto: Luis Castilla
A Reginald Rose le valió el microcosmos de un jurado para radiografiar la sociedad estadounidense de los años 50. El cúmulo de prejuicios que lucían sus 12 hombres sin piedad dibujó un valioso fresco sociológico de su país. Algo parecido es lo que querían hacer Cuca Escribano y Eduardo Velasco, de Avanti Teatro, aunque trayendo el experimento a la España actual. Le encargaron a Luis Felipe Blasco Vilches un texto inspirado en el planteamiento de Rose pero aplicado a nuestra coyuntura local.Este autor firmó El jurado, pieza que Andrés Lima ha moldeado sobre el escenario, con un plantel de nueve actores (es el número de componentes de los jurados españoles) en el que encontramos a Pepón Nieto, Víctor Clavijo, Josean Bengoetxea, la televisiva Usun Yoon... Encarnan diversos perfiles: un empresario, un maestro, la madre de un parado, un fanático futbolero, una antisistema, una inmigrante, un cerebro fugado y un prejubilado. El montaje se estrena en Matadero el jueves (14) y hará escala en el Lope de Vega de Sevilla y el Cervantes de Málaga.
¿Un mero trámite?
Recordemos que en la obra original esa docena de ciudadanos anónimos deliberaba si mandar al patíbulo a un joven que presuntamente ha asesinado a su padre. De entrada iba a ser un mero trámite porque todos estaban predispuestos a condenarle. Pero la decisión se encasquilla cuando uno empieza a cuestionar las pruebas inculpatorias y poco a poco va volteando el sentido del fallo. Blasco Vilches desplaza el homicidio para colocar en el centro del debate el caso de corrupción de un político, una constante en nuestros tribunales. "El desarrollo del texto responde a los principios del thriller, con varias vueltas de tuerca que aumentarán el suspense, jugando todo el tiempo con lo que el espectador sabe, lo que supone y lo que no se espera. A su vez, se pone sobre las tablas una pregunta que cada cual habrá de responder: ¿somos capaces de ejercer la misma justicia que exigimos?"Parece bien difícil a tenor de lo que contemplamos en primer plano: la facilidad con la que bailan las percepciones de esos individuos encargados de impartirla. Detalles como su adscripción ideológica operan como factores condicionantes. También el clima social de indignación y repudio generalizado a nuestros gobernantes. En el arranque, uno sentencia de antemano: "Todos los políticos son unos ladrones". Otro, con una visión más afinada de la condición humana, le contesta: "No, son personas". Esta dialéctica incesante se despliega sobre una estructura giratoria ideada por Lima, que no ha podido obviar referencias previas de tanta envergadura como la versión cinematográfica de Sidney Lumet y el Estudio 1 que le dedicó Televisión Española, con el legendario José Bódalo en el reparto. Explica Lima que, "como si de un traveling se tratara, los actores cambian de pronto de posición sin moverse. Es como si el espectador tuviera un mando a distancia".
@albertoojeda77