Un momento de Pedro de Urdemalas, protagonizado por Jimmy Castro. Foto: Alberto Nevado
La Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico inaugura la Sala Tirso del Teatro de la Comedia con Pedro de Urdemalas, la obra de Cervantes con la que Denis Rafter y López Mozo retratan el universal costumbrismo español.
Así define Denis Rafter (Dublín, 1942) a El Cultural el trasfondo de Pedro de Urdemalas, la obra del escritor alcalaíno que, junto con la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico, estrenará el próximo jueves (6) en la Sala Tirso del Teatro de la Comedia. Escenario, por cierto, que se inaugura con el montaje que protagonizan Jimmy Castro, Daniel Alonso de Santos, David Castillo, Cristina Arias, Carolina Herrera y Álex Melé, entre otros.
Esta versión de Pedro de Urdemalas, que ya pudo verse en la última edición del Festival de Almagro, está firmada por Jerónimo López Mozo y cuenta con la asesoría de Juan Antonio Hormigón. Está considerada como una de las comedias más importantes del autor del Quijote. "Pertenece de pleno derecho a la estirpe de los pícaros españoles -explica López Mozo-. Tras confesar que es hijo de la piedra y que no conoció padre, da cumplida cuenta de sus andanzas por tierras españolas y americanas. Por voluntad de su autor, es el encargado de guiar a los lectores o espectadores a través de la España habitada por el pueblo llano, es decir, labradores, pastores, zagalas, sacristanes, gitanos... Dicen sus detractores que es una obra confusa y poco amena. Se equivocan. He prescindido de algunas partes con más peso narrativo que teatral y he mudado algunas palabras que ya no figuran en el diccionario". La capacidad para sobrevivir en situaciones extremas y sus exhibiciones camaleónicas son algunas de las características del personaje. También, según Rafter, del pueblo español: "Pedro es a España lo que Peer Gynt (pesonaje de Ibsen) es a Noruega. De alguna manera es también una versión cómica de Fausto".
Minimalismo e imaginación
Tanto López Mozo como Rafter han intentado demostrar el valor y el impacto dramático de Cervantes como autor de teatro para que brille por sí mismo. Veremos, según el director irlandés, que aún tiene en gira el Edipo Rey que estrenó en Mérida hace dos años, una puesta en escena minimalista sin atrezzo ni escenografía que puedan distraer la esencia de la obra: "Dejo que el público imagine escenas y lugares de la historia. Confío en poder conseguirlo y en que entre en el juego y la magia del teatro. Para ello es necesario dotar de ritmo, color y verdad a las palabras". Rafter mantiene en gira, además, Teresa, la jardinera de la luz, y Caravan, "una pequeña joya en la que se cuenta una historia muy tierna". Pero lo que más le preocupa ahora, además de este Pedro de Urdemalas, es llevar a buen puerto -en este caso a los escenarios de Nueva York y Londres- Beloved Sinner, en la que interpreta los últimos días de Oscar Wilde.En la obra que acoge el Teatro de la Comedia hasta el 18 de diciembre el equipo ha entrado al mundo de Cervantes de forma directa, sin miedo y con admiración por todos los personajes que inmortaliza. Desde cómicos a gitanas, de reyes mujeriegos a viudas tacañas. "Es un autor que se anticipa a su tiempo -añade el director-. Cervantes rompía las estructuras dramáticas, prescindía de damas y galanes de falso sentido del honor y de la venganza, en definitiva de la comedia de enredo con finales previsibles. Prefiere crear personajes del pueblo. Gracias a él podemos comprobar que el mundo no ha cambiado mucho. Siguen los mismos vicios, las mismas debilidades y ambiciones del ser humano. Él mismo lo explica muy bien al final de la obra cuando escribe: y verán que no acaba en casamiento,/ cosa común y vista mil veces,/ ni que pario la dama esta jornada,/ y en otra parte tiene el niño ya sus barbas,/ y es valiente y feroz, y mata y hiende".
@ecolote