Un momento de Himmelweg. Camino del cielo. Foto: Cristina Sánchez
Siempre es una buena noticia que el teatro de Juan Mayorga aterrice en nuestra cartelera. Más aún cuando son dos los textos que coinciden. Por si fuera poco, son los títulos que abordan su obsesión con el exterminio judío. Las Naves del Español acaban de acoger El cartógrafo, obra que se estrenó el pasado noviembre en Valladolid con Blanca Portillo y José Luis García-Pérez, y el próximo 2 de febrero se estrenará en el Fernán Gómez (que hace unos meses programó Animales nocturnos) Himmelweg. Camino del cielo, dirigida por Raimon Molins y producida por la compañía Atrium. Si en aquélla la protagonista busca explicación del Holocausto a través de una leyenda, en Himmelweg se representa la barbarie a través de la mentira y de las contradicciones que genera la lucha por la supervivencia. "Habla -explica Mayorga- de un hombre que se asemeja a casi toda la gente que conozco. Tiene una sincera voluntad de ayudar a los otros, de ser solidario. Sin embargo, no es suficientemente fuerte como para desconfiar de lo que le dicen y le enseñan".Si en El cartógrafo Mayorga parte de la búsqueda de un mapa de un mundo en peligro, en Himmelweg será una inspección en un campo de concentración lo que desate la acción. El conductor de la "representación" será el comandante del campo, que tiene la posibilidad de "montar" la obra total. Todas las personas de ese infierno estarán a su disposición como muñecos en manos de un titiritero. Entre esas vidas atormentadas se encuentra el hombre que no sabe si está salvando a su pueblo o entregándoselo a sus verdugos. "Aunque la temática principal es la de la memoria de la humanidad, también aborda el punto de vista con el que la percibimos", puntualiza Molins, para quien el montaje transcurre entre la comedia, el drama y las técnicas de manipulación procedentes de la tradición japonesa del bunraku. "Es un juego teatral que pone en cuestión la percepción de la realidad y la forma con la que nos la comunican", puntualiza.
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