La cantaora Carmen Linares y el actor Antonio Valero en la piel de Séneca. Foto: Marcos Gpunto
Antonio Gala escribió, hace tres décadas, Séneca o el beneficio de la duda para ampliar y enriquecer la perspectiva sobre un personaje despachado por el tópico con una par de brochazos. "Es conocido como moralista, como filósofo, como dramaturgo. Pero su actividad política, no reducida a la formación de Nerón, suele quedar, acaso con intención, en la sombra", denuncia el autor de El manuscrito carmesí.Emilio Hernández lo saca de nuevo a la palestra en un montaje que titula con el nombre del pensador estoico a secas y que estrena en el Teatro Valle-Inclán este viernes, con Antonio Valero en la piel de Séneca, Diego Garrido en la de Nerón, Carmen Linares en la de Helvia y Esther Ortega en la de Agripina. Hernández también firma la adaptación, en la que ha incrustado fragmentos de obras del propio Séneca. Por ejemplo, La consolación de Helvia, escrita durante su exilio en Córcega, que le permite a Hernández perfilar el personaje de su madre. O textos en los que reflexionó sobre las migraciones inducidas por la guerra en el Mediterráneo. "La iniciativa de incluirlos surge de la presencia en la obra del personaje de la esclava siria, que mantiene con Nerón una corta pero bella historia de amor", señala Hernández a El Cultural.
Las conexiones con el presente son uno de los grandes atractivos del proyecto. "El Séneca de Gala saca a flote sus grandes contradicciones, es autocrítico con su comportamiento ético y asume su corrupción dentro de una práctica política en la que elige el mal menor. El hecho de ser el primer moralista y el primer corrupto a un tiempo se aparta de los tópicos que han pasado a la posteridad y lo convierte en un personaje de gran valor dramático, que Gala tuvo el acierto de escribir para las generaciones futuras". Hernández ha armado una puesta en escena pautada por músicas de las diversas culturas que confluyeron en la Roma imperial: la egipcia, la gala, la griega y la hispánica. Esta última tendrá como representante en las tablas a la cantaora Carmen Linares, encargada de destilar las jonduras flamencas. Las composiciones refuerzan el mensaje que Séneca transmite a través de los siglos y que Hernández pone en el frontispicio del espectáculo: "Su ejemplo es una invitación a no renunciar a los ideales, a no esperar pasivamente a que cambie el viento sino a participar activamenmte para alterar el rumbo de nuestro destino".
@albertoojeda77