Image: Calderón, el delito de haber nacido

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Teatro

Calderón, el delito de haber nacido

14 abril, 2017 02:00

Alejandro Saá caracterizado como Segismundo

El director Carles Alfaro estrena en los Teatros del Canal ¿Qué delito cometí contra vosotros naciendo?, una revisión del clásico de Calderón La vida es sueño donde reflexiona sobre el destino, la libertad, la condición humana y la capacidad de conjugar sueño y realidad.

¿Quién es dueño de sus sueños? ¿Quién elige su destino? Tras adentrarse en el universo de Chéjov con obras como Atchúusss!!! y Vania, el director Carles Alfaro explora ahora el clásico de Calderón La vida es sueño, una pieza que ha deseado dirigir desde hace muchos años sin atreverse."Siempre me ha fascinado la interrelación entre los personajes, que determinen unos el destino de otros. Esa exploración de conflictos y contradicciones humanas me parece de una precocidad ejemplar en la literatura", asegura. La versión de Alfaro, adaptada junto a Eva Alarte, que se estrena se apoya en el subtítulo ¿Qué delito cometí contra vosotros naciendo?, que recoge la síntesis que el director pretende sublimar.

La trama calderoniana es de sobra conocida. Segismundo, heredero al trono de Polonia, es encarcelado al nacer por su propio padre pues los astros auguran en él a un tirano. En su celda, únicamente acompañado por su preceptor Clotaldo, el príncipe es esmeradamente educado, pero no puede experimentar lo que va conociendo. "Es un hombre que está desesperado en una búsqueda de su identidad, un hombre que no conoce otra cosa que esa experiencia limitada y dirigida", explica Alfaro. "Si a un ser le das conocimientos de toda índole que no puede aplicar, estás creando un monstruo con una bipolaridad entre fiera y razón".

La angustia de Segismundo nace de su falta de libertad y de entendimiento sobre su situación de preso. "Si no tienes libertad no tienes responsabilidad de tu conducta. Él solo ha conocido la cárcel, los animales y plantas, hasta el agua que fluye, son más libres que él". En un determinado momento, el príncipe concluye que lo único que ha hecho es nacer, y que, por lo tanto, ese debe ser su pecado. "Piensa que si su pecado fue nacer, la única salida que tiene es morir, de ahí el famoso pasaje ¡Ay mísero de mí...!, donde muestra su desesperación, su falta de identidad", asegura el director.

Alfaro plantea un montaje en el que solo cuatro actores, Basilio (Vicente Fuentes), Segismundo (Alejandro Saá), Clotaldo (Enric Benavent) y Rosaura (Rebeca Valls); condensan la trama, y a través de sus varias contradicciones personales exploran las dudas y conflictos de Calderón: el binomio individuo sociedad, la capacidad de conjugar sueño y realidad, y sobre todo, la búsqueda del sentido de la vida. "Calderón era un hombre con dudas. El gran monólogo de la obra explica que en nuestra vida, en realidad, lo bueno siempre pasa en los sueños, que es absurda nuestra existencia porque no deja de ser un tránsito, una abstracción".

Preguntas, que continúan hoy de plena actualidad recalcando la vigencia de la obra. Por ello, Alfaro se aventura a responder la cuestión clave que plantea el texto calderoniano: ¿puede un hombre decidir, a su albedrío, el camino a seguir? "El hombre nunca va a poder huir de la necesidad de buscar su identidad, de buscar cuál es el sentido último de la existencia. Eso no significa que consigamos saberlo, pero el anhelo de buscar esa respuesta es lo único que le da sentido a nuestro paso por el mundo. Eso planteaba Calderón".