Escena de The Rage, montaje de Maja Kleczewska. Foto: Natalia Kabnow

La Bienal de Venecia de Teatro comienza una nueva era este martes, 25. Atrás quedan los seis años en los que Rigola la convirtió en un auténtico banco de pruebas. Le ha sucedido Antonio Latella, cuya intención es seguir azuzando el pulso investigador. El director italiano, uno de los fijos en los grandes festivales europeos en los últimos años, donde ha acreditado su vocación experimental, vuelve a abrir al público los talleres de trabajo de los artistas, para que puedan apreciar cómo se levantan los montajes desde su fase embrionaria. ''La Bienal no puede confirmarse con ser una víctima de espectáculos'', dice Latella. La idea es asomarse a ese ''territorio misterioso del nacimiento de la inspiración''.



El foco lo ha colocado en la creación femenina. Para empezar, el León de Oro ha sido concedido a la escenógrafa alemana Katrin Brack. Y el de Plata ha ido a manos de la directora polaca Maja Kleczewska, heredera de los dos grandes gurús del teatro de su país: Kantor y Grotowski. En Venecia abre la programación con The Rage, producción inspirada en el texto homónimo de Elfriede Jelinek, que lo escribió tras el ataque islamista a Charlie Hebdo, Kleczewska coloca cara a cara a las víctimas con los asesinos. La estonia Ene-Liis Seemper presenta dos espectáculos: su denuncia anticapitalista Flith y El Dorado, the Clowns' Raid of Destruction, que evoca la ''rapacidad'' de Lope de Aguirre en el Amazonas (se basa e la novela Daimón de Abel Posse). La francesa Nathalie Béasse, por su parte, muestra cuatro trabajos: Le bruit des arbres qui tombent, Tout semblait immobile, Roses y Happy Child. Todos caracterizados por la fusión de las danzas y el teatro, de lo real y lo imaginario.



La escena italiana estará representada por María Grazia Cipriani y Livia Ferracchiati. La primera, fundadora de Teatro Carretero, exhibe una trilogía de sus lecturas contemporáneas de fábulas tradicionales: Biancaneve, Pinnochio y Le mille e una notte. La segunda estrena Todi is a small town in the center of Italy, una inmersión sociológica en su ciudad natal. Además, desvelará dos piezas sobre la identidad sexual: Peter Pan guarda sotto le gonne y Stabat Mater. La alemana Anne Sophie Mahler se vuelca en Venecia sobre la ópera, con dos títulos: Tristán oder Isolde, un pastiche de la obra wagneriana, y Alla finde del mare, revisión personal de E la nave va de Fellini (varios divos de la ópera, ya en decadencia, viajan en un barco donde coinciden prófugos de guerra: un encuentro insólito que da mucho juego dramático).



Otra regista germana, Claudia Bauer, tambien estará en la capital véneta por partida doble: Und Dann y Der Menchen Feind, esta última una reestructura del Misántropo de Molière. Del dinámico panorama escénico de Flandes, procede el tándem Suzan Boogaerdt y Bianca Van de Schoot. LLegan con una instalación, Bimboé, alegoría del dominio de la imagen en el mundo actual, y Hideous Wo(men), donde se preguntan, echando mano de pasajes de Wilde, Jelinek o Foster Wallace, hasta qué punto lo virtual está suplantando a lo real en nuestro tiempo.



@albertoojeda77