La vida es sueño según El Temple. Foto: Marcos Cebrián
Una estructura compleja y una profunda carga simbólica son las dos columnas que sostienen el montaje de La vida es sueño que Carlos Martín, Alfonso Plou y José Luis Esteban presentan este viernes en el Festival de Almagro.
El montaje de La vida es sueño que podrá verse en la localidad manchega ha combinado el respeto por el texto original con una novedosa resituación escénica. La adaptación ha reducido algunos pasajes muy narrativos para favorecer el ritmo dramático, actualizando formas verbales y metáforas. Así, el montaje ha acentuado la expresión existencial y la denuncia frente al poder cruel.
El director, Carlos Martín, artífice junto a Plou, Julio Salvatierra y Santiago Sánchez de la celebrada Transición, considera que en esta adaptación existe un equilibrio entre lo clásico y lo contemporáneo, entre el mundo de la corte del Rey Basilio, situada en lo mágico, lo oriental y lo telúrico, y un mundo inspirado en el underground que pugna por salir: "Estamos ante la lucha del ser humano para intentar entender la lógica interna de las cosas, si la hay, el sentido de la existencia, si es que lo tiene, y la búsqueda de la libertad humana para decidir y, si es posible, cambiar el mundo".
El drama existencial de La vida es sueño intepretado por El Temple llega después de cuarenta montajes. La triple visión de dramaturgo, director y actor ha asegurado el ritmo de la acción desde todos los ángulos. Martín, que en estos momentos prepara con el mismo equipo una versión teatral de El Criticón de Gracián, considera que el resultado es una propuesta coral con una dinámica escénica sostenida por la música en directo: "El verso no solo se dice, también se transforma en acción. El gesto, la máscara y el maquillaje también son importantes".
El trabajo de la compañía se caracteriza, según sus componentes, por el trabajo colectivo, conducido a su vez por la creación propia, la dramaturgia contemporánea y la revisión de los clásicos, como este texto de Calderón que, además de Almagro, pasará por la mayor parte de los festivales de verano, de Cáceres a Olmedo y de Olite a Sagunto, entre otros. "Volver a los clásicos nos puede ayudar en estos tiempos inciertos", señala Martín.
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