Un momento de Mendoza. Foto: Cultura UDG
Los Colochos recalan en el Festival de Otoño a Primavera con Mendoza, la versión de Macbeth que tantas satisfacciones les ha dado y que forma trilogía con Otelo y Romeo y Julieta. La compañía sitúa la acción en la Revolución mexicana de 1910.
Así es como Los Colochos decidieron situar Macbeth en medio de la Revolución mexicana, porque, señala Carrillo, la ambición, la muerte, el poder y las relaciones humanas se parecen en todas las épocas: "La lucha de poderes de la que habla Shakespeare no tiene fronteras. En ese sentido, nuestra propuesta no es un estudio antropológico. Se vale de lo antropológico para crear una ficción pero eso es todo. No quisiéramos responder a algo literal. Simplemente es un soporte para la ficción. México, Escocia, Inglaterra... La distancia temporal y geográfica no influye para abordar los conflictos del hombre, ya sea en 1600, 1910 ó 2017".
Además del contexto histórico en el que se desarrolla la obra Los Colochos también han alterado algunos pasajes. Han incluido algún personaje nuevo y han trufado el texto con palabras de escritores mexicanos como el novelista Juan Rulfo y la poeta Elena Garro. "Sus escritos nos han aportado el imaginario, la identidad y el tejido de lo que es México. Son nuestra referencia e inspiración". Shakespeare ha sido el punto de partida y, pese a las intervenciones, se ha respetado la estructura original: "El mismo Shakespeare se tomó muchas licencias para hablarnos de Escocia mientras se dirigía al público inglés", explica Carrillo.
Metáfora y violencia
La puesta en escena de Mendoza se asienta únicamente en la fuerza y la intensidad de los actores. Sencilla, austera y espontánea, la obra que estos días puede verse en Madrid tiene como centro la interpretación, no los recursos escénicos ni la pirotecnica técnica: "Los actores tienen que abrirse así a percepciones distintas en cada función -precisa Carrillo-. Han de estar alerta. No siempre transitan los mismos caminos por el escenario. Es un teatro que se vale de la metáfora para hablar de la violencia. Ese fue nuestro motor cuando empezamos a trabajar. Las imágenes se vuelven violentas a medida que el espectador las pone en su cabeza. Es una violencia concreta pero irreal".@ecolote