La vida de Delibes se partió en dos con la muerte prematura de su mujer, Ángeles de Castro. Esta tenía sólo 48 años y era el sol en torno al que orbitaba el escritor. “Soy consciente de que ha muerto la mitad de mí mismo”, decía. Escribió Señora de rojo sobre fondo gris para sentirse más cerca de ella y para brindar un homenaje literario a la mujer que le dio siete hijos. Pero un hombre pudoroso como él prefirió esconder su evocación creando un personaje, el pintor Nicolás, que aparece sumido en una crisis creativa a consecuencia, precisamente, del fallecimiento de su esposa. José Sacristán se ha metido ahora en su piel, en la primera adaptación escénica de la novela, que firma José Sámano junto al propio Sacristán e Inés Camiña y que, tras su paso por el Romea de Barcelona, puede verse hasta el 17 de septiembre en el Teatro Bellas Artes de Madrid.
Sacristán ya puso en 1989 cara a un personaje de Delibes. La de Pacífico Pérez, de Las guerras nuestros antepasados. “Después de aquella prodigiosa criatura –dice el veterano actor–, he interpretado personajes de Arthur Miller, Strindberg, George Bernard Shaw, Machado, Vargas Llosa, Mamet… Siento que volver a él, ahora con su sobrecogido Nicolás, supone entregarme a una tarea que bien pudiera ser o significar la culminación de una aventura de trabajo y de vida que viene durando ya más de 60 años. Volver a Delibes es no dejar de aprender a mirar”.
Su monólogo doliente arranca con una frase que marca el tono de lo que vendrá después: “No ignoro que el recurso de beber es un viejo truco para escapar de ti mismo”. A Nicolás no sólo le mortifica la ausencia de Ana (trasunto de Ángeles). Por si esta fuera poca desgracia, su hija, en el verano y el otoño de 1975 en los que está ambientada la novela, cumple condena por su disidencia antifranquista en la cárcel. Ese hecho le da el pie para arremeter contra el régimen, como ya hizo en Cinco horas con Mario. Título, por cierto, complementario de Señora de rojo… Lo confesó el propio Delibes: “Los dos tipos de mujer que he dibujado con mayor esmero a lo largo de mi vida de narrador son: Carmen, la Menchu protagonista de Cinco horas con Mario, y Ana. Dos mujeres no ya distintas sino antitéticas, que de alguna manera podemos considerar representativas de la España de la segunda mitad del siglo XX”.
Una garantía de este montaje es que el texto haya sido elaborado por Sámano, que ya adaptó en su día Cinco horas y Las guerras de nuestros antepasados. Esta es pues su tercera incursión en una novela de Delibes. Con él empezó a trabajar sobre Señora de rojo… en 2008. Pergeñaron un libreto que no les convenció. La muerte del escritor en 2010 impidió que lo retomaran. Aquí Sámano ha colaborado con la actriz Inés Camiña, para insuflarle frescura juvenil. Sacristán hizo luego algún cambio puntual. El resultado conmueve.