“Convivencia social”, “escucha” e “inclusión” han sido algunas de las palabras más repetidas este viernes durante la presentación de Natalia Menéndez y Luis Luque como responsables artísticos del Teatro Español de Madrid, de titularidad municipal y con más de 400 años de historia. El nuevo equipo de gobierno local, que lleva cuatro meses al frente del consistorio, ha decidido volver a unir el teatro ubicado en la calle del Príncipe con su centro satélite las Naves del Español, en el complejo Matadero Madrid, que durante el gobierno de Manuela Carmena se escindió para crear el polémico Centro Internacional de Artes Vivas, dedicado a las artes escénicas más experimentales desterrando el teatro de texto, algo que dividió a la comunidad teatral generando numerosas protestas y adhesiones.
Menéndez y Luque empezarán a trabajar en sus nuevos cargos en noviembre, y la reunificación de los dos espacios escénicos se llevará a cabo a partir de abril, ya que hasta marzo se va a respetar la programación que dejaron trazada Carme Portaceli, anterior directora del Teatro Español, y Mateo Feijóo, su homólogo del Centro de Artes Vivas. Los nuevos responsables artísticos del teatro han firmado un contrato de cuatro años vinculado a la legislatura y, aunque aún no se ha hecho público el presupuesto con el que contarán, la nueva directora ha avanzado a El Cultural que la cifra, que califica como “sobria”, rondará los 2,4 millones de euros. “La crisis zanjó una etapa y creo que el esfuerzo de la actual delegada de Cultura y de Madrid Destino es muy claro. Nos han prometido que nos van a ayudar absolutamente”, explica Menéndez.
En el nuevo Español tendrá cabida no solo el teatro, sino también la danza, el circo y la música. En cuanto a la programación que quieren llevar a cabo, ambos rechazan “las etiquetas”. “Vamos a conjugar las propuestas más radicales con otras a priori más clásicas”, señala Luque. “Hay un sector del público que pide nuevas formas narrativas, pero debemos procurar que el fondo siga siendo ese espejo que nos refleje y nos modifique. No se trata de un bando clásico contra un bando contemporáneo. Nosotros vivimos en el siglo XXI, no vamos con gorguera. Nos gusta mucho tipo de teatro pero no nos gusta etiquetar. Ahora está todo muy compartimentado: el teatro contemporáneo se asocia con micrófonos, desnudos, sangre, gritos, y el teatro clásico, con gente que habla raro y viste raro. Queremos eliminar esas líneas y que los creadores se atrevan con textos clásicos, que conecten con ellos”, explica el director adjunto del Español.
Menéndez y Luque no solo serán los responsables de la programación del teatro, sino que dirigirán ellos mismos parte de los espectáculos. Ella tiene un bagaje como directora que abarca más de una veintena de títulos, ha trabajado en importantes escenarios como el propio Español, el Centro Dramático Nacional, el Teatro de la Zarzuela, el Teatre Nacional de Catalunya o la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Entre los títulos que ha dirigido, destacan Tres versiones de la vida, de Yasmina Reza; Las cuñadas, de Michel Tremblay, o Realidad, de Tom Stoppard, protagonizada por Javier Cámara.
En el currículo de Menéndez destaca además, en su faceta como gestora, su etapa como directora del Festival de Teatro Clásico de Almagro entre 2010 y 2017, factor que ha sido determinante para que la empresa municipal Madrid Destino, de la que depende el Teatro Español, la designara como su nueva directora. “Aunque he dirigido un festival de teatro clásico, mi trayectoria como directora escénica es muy contemporánea, así que no siento que la balanza pese más hacia un lado que hacia el otro. Me parece muy interesante hablar de Grecia, del Barroco o del Medievo de la misma forma en que se puede hablar del siglo XXI”.
Luque, por su parte, fue candidato al Premio Valle-Inclán por La cantante calva, y ha cosechado éxitos con montajes como El señor Ye ama los dragones, que fue nominada a cuatro premios MAX; Fedra, estrenada en el Festival de Mérida; y El pequeño poni, un título montado en países como Argentina, China o Alemania. Además ha sido colaborador habitual de Menéndez en diversos proyectos.
La directora del Español quiere hacer de él “un heterogéneo territorio de referencia de las artes escénicas, del pensamiento y de otras formas creativas” y ha hecho hincapié en la apuesta por “una estética no violenta”, que explica como “un lugar inclusivo donde se aprecie la diferencia, donde podamos abrir espacios de libertad y de reflexión pero no de forma agresiva. Evidentemente necesitamos vender entradas pero al mismo tiempo necesitamos más espacio para perder el tiempo, volver a esa idea de divertirnos y buscar interrogantes interesantes. Un lugar donde no prime ver quién gana ni la competencia”, explica la directora a El Cultural.
Los nuevos gestores han manifestado también su voluntad de incidir en el público y en los profesionales “senior”, en la educación del público infantil y en la difusión de oficios artesanales ligados al teatro, todo ello mediante ciclos, charlas, acciones formativas y la creación de una revista. “Nuestros cómicos mayores están aparcados en sus casas, la vejez no interesa, y debería tener un lugar riquísimo no solamente por la experiencia sino por el humor y las ganas de seguir aportando que tienen. Esto tiene que ver con honrar lo que somos”.
En la presentación de Menéndez y Luque han participado el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, y la concejala de Cultura, Andrea Levy, que ha criticado abiertamente la decisión del anterior gobierno municipal de separar los dos espacios escénicos. Ha dicho que el teatro “nunca debió salir” de las naves de Matadero y que las “artes vivas” van a “convivir” con la nueva línea de programación del centro: “A lo mejor otros equipos sí que expulsaron una determinada oferta y un determinado público de ese espacio. Nosotros creemos que en el conjunto del mapa de equipamientos culturales del Ayuntamiento de Madrid caben todas las ofertas.
Natalia Menéndez ha dado las gracias a todos los gestores que han llevado las riendas del Español antes que ella, citando a José Tamayo, a Cayetano Luca de Tena, José Luis Alonso, Fernando Díaz de Mendoza, Miguel Narros, Andrea D’Odorico, Mario Gas, Juan Carlos Pérez de la Fuente, y también a Portaceli y Feijóo. “Me merecen un respeto considerable y provocan en mí unas enormes ganas de apostar y de soñar esta empresa que me encomiendan”, ha expresado Menéndez. “Estos espacios respiran grandeza, diversión, talento, luz, resuenan los aplausos, las risas y los suspiros. Quiero dar las gracias a todos los equipos precedentes, es un desafío apetecible, una aventura extraordinaria que me tomo con responsabilidad e ilusión desde el compromiso, la alegría y la curiosidad”.
Menéndez y Luque se sienten muy vinculados emocionalmente al Teatro Español. Ella es hija del actor Juanjo Menéndez, que actuó en diversas ocasiones en este teatro, y gracias a su madre descubrió en ese mismo escenario la danza contemporánea, de la que se enamoró al instante. “Luego vine muchas veces como espectadora durante mi juventud mientras estudiaba en la RESAD. También estuve en la inauguración de la sala Margarita Xirgu y en la de las Naves del Español, con ese Mahagonny dirigido por Mario Gas. En ese momento sentimos que Madrid cambiaba, y que ese uso de la arquitectura para la cultura fue muy importante. También recuerdo especialmente la época de Miguel Narros y Andrea D’Odorico”, explica la actriz, directora y dramaturga.
Por su parte, Luque se crio en el barrio donde se ubica el Teatro Español. “Aún tengo un dibujo que hice con mi mapa de vida, donde pinté mi casa, mi colegio y pinté también el teatro, con sus dos máscaras. Ya de pequeño quería ser actor y al final ese dibujo se ha trazado realmente”.