“Es el gran proyecto de esta legislatura”, ha asegurado Andrea Levy, la delegada de Cultura del ayuntamiento de Madrid, refiriéndose a la unión del Español y Las Naves de Matadero. Lo ha dicho en la Nave 10 de esta última infraestructura, que se desgajó de su ‘casa madre’ en la época de Mateo Feijóo, su anterior director artístico. Levy ha presentado la programación escénica que nutrirá los próximos meses las dos naves, que recuperarán los nombres de Max Aub y Fernando Arrabal, retirados en la etapa anterior presidida por el concepto de ‘artes vivas’ y la disminución del texto como base de las puestas en escena. La política popular ha acusado a la “izquierda sectaria” de "arrancarlas". Tal afirmación ha abierto la caja de los truenos en la sala. Una mujer del público ha gritado “basta”, afeándole el carácter político de su discurso en un acto cultural. El gesto ha sido aplaudido por parte de la concurrencia.

Es cierto que la llegada de Feijóo, tras ganar un concurso público abierto bajo el gobierno municipal de Manuela Carmena, supuso una revocación del 'bautismo' de ambos espacios. Aunque no parece que fuera por un arrebato de sectarismo izquierdista dada la filiación ideológica de Max Aub, exiliado a causa de la Guerra Civil. Feijóo se manifestó como un verso suelto, alguien que fue por libre, que concitó escaso consenso en torno a su proyecto (tampoco era su objetivo) y que se las tuvo tiesas con los responsables de la gestión cultural del equipo de Carmena, sobre todo por la carestía de medios con los que tuvo que desarrollar su propuesta. Las placas de dos eximios autores teatrales no cuadraban demasiado en su exaltación de las 'artes vivas'.

Pero más allá de la polémica, con las Naves de Matadero como epicentro de una batalla política (y artística: que si texto sí, que si texto no: dialéctica más bien estéril), lo relevante era conocer las apuestas de Natalia Menéndez y Luis Luque. Un rasgo que sobresale es su carácter variado y abierto, donde el teatro ofrece diversas caras y se combina con otras disciplinas como la música, el clown, el café-cantante, la danza (vendrá, por cierto, Sharon Fridman)…

Dentro del primer apartado, tanto Luque como Menéndez ofrecerán sendos trabajos. El primero, Las criadas de Jean Genet, el 15 de abril, en versión de su habitual cómplice Paco Bezerra y con Jorge Calvo, María Pujalte y Ana Torrent como intérpretes. Por su parte, Menéndez firma Alegría Station, de Elena María Sánchez, que muestra la posibilidad de escapar del acelerado ritmo de nuestras vidas urbanitas en el siglo XXI. Otros trabajos llamativos son Amor, amor catástrofe, incursión de Julieta Soria (autora) y Ainhoa Amestoy (directora), que se adentra en los recovecos del romance de Pedro Salinas y Katherine Whitmore, e Ira, de Dan Jemmet (director, que tan buen sabor de boca nos dejó recientemente con Nekrassov) y Julián Ortega (autor), que con humor negro retrata las convulsas relaciones maternofiliales. Podremos ver también J’attendrai, de José Ramón Fernández, que regresa al drama de los republicanos españoles recluidos en Mauthausen.

Especial hincapié se ha puesto asimismo en el teatro familiar, que tan poca presencia tiene en los escenarios madrileños. Serán cinco títulos los programados: Only payasos, La casa del abuelo, Romeo y Julieta, Amour y Le pondremos un bigote… Las funciones de este ciclo se ofrecerán a la adecuada (y lorquiana) hora de las 17 de la tarde. Atractiva resulta también la propuesta Animales mixtos, una serie de conciertos brindados por artistas anfibios que se mueven con similar desenvoltura en la música y el teatro. Hay cinco conciertos programados: Raquel Pérez, El Zurdo, Verónica Ronda, Cristina Medina, Nancho Novo y Fran Perea. “Queremos capturar el mundo de una manera diferente a través de las verdades y placeres, así como de los claroscuros que afloran, hablamos de las cosas con un cierto retardo, sin correr”. Esa es la filosofía expresada por Menéndez para la nueva andadura conjunta del Español con sus Naves.

@albertoojeda77